Aquí tenéis el siguiente de mis relatos (Hipótesis). Espero que os guste:
De cómo las “Hipótesis” llegaron a mis manos y de lo que contienen.
Hoy es un buen día para contar una historia…, una increíble historia. Son las 7 de la mañana y hace un espléndido día… El sol empieza a salir por el horizonte y la temperatura es la adecuada, ni mucho frio ni mucho calor, aunque fresca…; se oye los pájaros cantar en el cercano bosque y el lejano romper de las olas sobre las rocas pone la música de fondo… sin embargo el silencio invade mi casa… como invitándome a escribir.
La historia…, la increíble historia que quiero contar, es sencilla…, fácil de narrar…, no me la tengo que inventar…, solo recordar lo que pasó realmente y saber ponerla por escrito con un estilo sencillo y veraz…, atrayente.
Hoy quiero…, necesito…, contaros cómo llegaron hasta mis manos 54 impresionantes volúmenes que contienen un alucinante conjunto de pinceladas de la historia…, de la historia del futuro. Los tengo delante de mí. Ordenados del primero al último, repartidos entre las estanterías de mi biblioteca. No es la historia completa del futuro…, no…, eso sería imposible, me dijeron ellos…, además con lo que tengo es más que suficiente, me aseguraron…
Aunque para ellos, lo narrado es estos libros sucedió realmente, para mí y para mi presente son solo una posibilidad…, una probabilidad…, una hipótesis. Aunque verdaderas. Eso es lo que me explicaron…, o algo parecido, no sé…, siempre me he liado un poco con las paradojas de los viajes en el espacio-tiempo…
Bien…, allá voy… Empezaré por el principio…
Hace un tiempo (permitirme que sea inexacto en la localización temporal), debido a asuntos personales que no vienen al caso explicar, tomé la decisión de pasar una temporada apartado de todo y de todos. Con mis ahorros me compré una pequeña y acogedora casa en un apartado y encantador pueblo del norte (permitirme, también, que sea inexacto en la localización espacial), la llené de libros, compre los muebles necesarios… a mi gusto…, y comencé a vivir de nuevo.
Si alguien se pregunta de qué vivía, le podría responder que no es de su incumbencia…, pero no… no sería justo…, lo cierto es que tuve suerte y pude ir publicando pequeños relatos en algunos de los periódicos y revistas de la región, los cuales me permitieron vivir, si no holgadamente, si al menos decentemente…, no necesitaba más…, era feliz.
Cierto día, (no, no diré qué fecha era) mientras observaba desde la terraza de mi casa cómo un águila pescadora intentaba cazar un pez en el rio, vi una pareja, un hombre y una mujer, sentados a la orilla. El hombre, intentaba coger del agua algo que aparentemente se le había caído. Su mujer,… bueno luego supe que era su mujer…, pero vayamos por orden…, su mujer le intentaba sujetar del cinturón para que no se callera, pero no lo consiguió, y el pobre hombre se fue de bruces al agua. Menos mal que en esa zona el rio no era muy profundo, aunque el hombre no parecía tener problemas para nadar perfectamente. Yo salí corriendo de casa para ayudarles, pero cuando llegué el hombre ya estaba fuera del agua y su mujer le ayudaba a secarse.
El caso es que entablamos amistad. Me dijeron que él se llamaba Slell y ella Eone. Nombres raros…, pensé… , pero cada cual puede tener el nombre que quiera, así que no les dije nada. Vivían en el siguiente pueblo, en una hermosa casa que, por lo visto había pertenecido a un antiguo marino mercante, en lo alto de una colina, desde la que poseían unas espléndidas vistas.
Eran una pareja extraña…, especial, aunque esa no es la palabra exacta…, como si no fueran de por aquí. Eran altos, elegantes, y, sin embargo, lo más extraño es que, ni por asomo aparentaban la increíble edad que me dijeron que tenían: él 110 años y ella 107… ¡increíble!
Cuando les pregunté que de donde eran, me dieron una explicación algo difusa… y me explicaron que estaban buscando a alguien en concreto, y que llevaban unos tres años viajando por distintos sitios.
La tarde en que me contaron la increíble verdad, yo les había invitado a mi casa y estábamos sentados en el jardín.
Yo había sacado una bandeja con algo para picar, y cuando me dispuse a cortar unas rodajas de chorizo, el cuchillo se me escurrió y me corté en la mano derecha. No fue gran cosa, pero inmediatamente Eone se interesó por mi herida y con una servilleta y algo de agua me la curó. En ese momento sucedió algo. Eone se me quedó mirando la yema del dedo corazón de mi mano. En concreto una pequeña cicatriz en forma de disco que tengo desde que era pequeño. La miró con mucho interés, incluso se fue a buscar una lupa que tenía en su bolso, regresó y la volvió a observar…, no sé cómo explicarlo exactamente…, como si un científico analizara una tablilla con texto sumerio y descubriera que describe el primer contacto con una civilización extraterrestre.
Entonces, Eone miró a Slell con una amplia sonrisa y le dijo:
– Es él.
– ¿Estás segura? – le respondió Slell.
– Seguro. Mira la cicatriz – respondió Eone con un tono enigmático que hizo que se me helara la sangre.
Slell se acercó, miró mi mano, y sacando una pequeña linterna del bolsillo, o eso creía yo que era, enfocó sobre la cicatriz. Slell se puso unas gafas muy raras, aunque yo sospechaba que no eran exactamente unas gafas normales…, el caso es que miró fijamente con ellas mientras, poco a poco, una gran sonrisa asomaba en su cara.
– ¡Sí!… tienes razón, es él. – dijo Slell.
Yo, mientras tanto, les miraba sin entender nada.
– Yo soy… ¿Quién soy yo? – les pregunté.
– Perdona Luis. Tienes razón. Es necesario que te demos una explicación – me dijo Slell, como si en ese momento descubriera que estaba allí. – pero no podemos dártela aquí. Será mejor que te vengas con nosotros a nuestra casa…, allí podremos hablar más cómodamente – me dijo, mientras él y su esposa recogían sus cosas.
Eone me agarró del brazo y me arrastró hasta su coche. Lo cierto es que yo no puse mucha resistencia.
Cuando llegamos, nos dirigimos hasta una gran habitación que tenía una de sus paredes con una enorme biblioteca llena de libros. Me hicieron sentar en un cómodo sillón que había enfrente de la chimenea, mientras Slell marcaba un código de acceso en un pequeño teclado situado sobre una gran mesa, en un lado de la habitación.
En eso sucedió algo maravilloso. La biblioteca, que cubría toda la pared, empezó a desplazarse, y tras ella apareció un pequeño despacho. Tenía una hermosa mesa, con una hermosa silla, en el centro, y sus cuatro paredes estaban repletas de estanterías llenas de libros. Yo pensaba que se tratarían de libros normales que Eone y Slell habían ido almacenando a lo largo de su vida, igual que había hecho yo en la mía, pero no tardé en comprender que estaba equivocado…, muy equivocado.
– Bien, Luis. Déjanos que te expliquemos… – me dijo Slell.
Entonces fue cuando me lo explicaron… Tras escucharles, pensé que se habían vuelo locos…, o peor, que eran un par de locos…, lo que me dijeron no podía ser verdad…, sin embargo ante mi incredulidad, realizaron un milagro. Evidentemente estoy exagerando, no fue realmente un milagro, pero fue algo tan extraordinario que casi me lo pareció. Algún día contaré lo que fue…, ahora no, no puedo…, se lo prometí a ellos…, además, nadie me creería.
Cuando lo recuerdo, incluso ahora me parece increíble. A veces pienso que fue un sueño…, pero no…, no lo fue. Y lo sé porque tengo en mi casa 54 impresionantes volúmenes que así lo demuestran, y aun me sobrecojo al recordar el milagro que realizaron para convencerme…
Me dijeron que, efectivamente, no eran de por aquí. Que sus verdaderos nombres no eran Eone ni Slell. Que eran de otro planeta…, es más… ¡que venían del futuro!… Me explicaron quiénes eran, y aun no me lo puedo creer…
Me hablaron de su decisión de buscar a los padres de Slell. Me hablaron de la ciudad de Varyallë, del planeta Nólewën, y de sus “Portales” a otros mundos…, y a otros tiempos. Me hablaron de ESSYLLT, y de lo que ella les dijo… Fue ella la que les explicó que debían buscar a alguien con una cicatriz muy específica… muy especial, es decir, una igual a la que tengo yo, y fue ella también quien les explicó lo que tendrían que darme… Se refería a los 54 volúmenes. Me explicaron que el hecho de que yo poseyera esos libros serviría para que mi futuro…, el futuro de mi presente, fuera como será. Tengo que aclarar en este momento que eso no lo entendí. No entendía como podría ser eso. Ni eso ni muchas de las increíbles cosas que me explicaron. Ya que, pensaba, y así se los dije a Eone y Slell, que si yo conociese lo que sucederá en el futuro, tal como estaba escrito es esos 54 libros, en ese mismo instante estaría cambiando ese mismo futuro. Ellos me explicaron, o al menos lo intentaron, que eso no era realmente así…, pero que, en todo caso, no me preocupara por ello…, y me hablaron de axiomas teológicos, de principios científicos, de ecuaciones transdimensionales, y de infinidad de cosas más que yo no llegué a comprender.
Les pregunté qué debía hacer con todos esos libros. Me explicaron que eso no podían decírmelo, ya que si lo supiera de antemano podría poner en peligro todo el Proyecto.
– ¿Proyecto…? ¿Qué proyecto? – les pregunté.
– El Proyecto – me respondieron muy serios, y yo no me atreví a seguir.
– ¿Y si me niego a quedarme con los libros? – les pregunté.
– No puedes – me dijeron.
– ¿Cómo que no puedo?
– No. Ya lo descubrirás. – me respondieron.
– Al menos dadme alguna pista. ¿Qué hago con ellos? ¿Los regalo? ¿Los vendo?… ¿Me los como?
– Yo empezaría por leerlos – me respondió Eone mirándome a los ojos con una sonrisa y sujetándome las manos con cariño. – El propio contenido de los libros te irán guiando en tus decisiones. Después tu conciencia te dirá el resto. ¡Ten confianza!
– ¡Pero una vida no es tiempo suficiente para leerlos todos! – les intenté explicar.
– Esa es la idea – me respondieron, enigmáticamente.
Durante los siguientes días Eone y Slell me ayudaron a trasladar los 54 volúmenes a mi casa y me guiaron en mis primeros pasos. El primer día que abrí el primer volumen, Eone y Slell estaban conmigo… Todo el libro, sus 15.321 páginas, ¡y no era el más grande de ellos!, estaba compuesto por una inmensa colección de informes, muy variados tanto en argumento como en extensión. Lo primero que me llamó la atención fue el propio libro en sí. Visto desde fuera parecía…, no sé cómo decirlo… ¡biológico!… ¡casi se podría decir que estaba vivo! Al abrirlo, sus hojas eran de un material especial… y, sobre todo, eran finas…, muy finas, de un grosor molecular…, de ahí que cada libro pudiera contener tal inmensa cantidad de número de páginas y ser, a pesar de ello, manejables. Cuando se lo pregunté a Eone y Slell me dijeron que el material del que estaban hechas las hojas procedía del Plasma Kirali-93 que circunvala la Constelación Sleergha, que se encontraba en el Sector Agheön de una Galaxia muy lejana, de la que ahora no recuerdo su nombre. También me dijeron que esta clase de libros tienen una especie de memoria natural capaz de almacenar y procesar una inmensa cantidad de información, que luego es mostrada al lector cuando éste abre el libro… No sé si me he explicado bien…, resulta difícil…, era como si al cerrar el libro, éste se convirtiera en un único bloque… ¡vivo!…, y solo al abrirlo, su apariencia interna pudiese asemejarse con un libro convencional…, más o menos…
Lo segundo que me asombró fue la propia naturaleza de los informes. Los había que describían hecho históricos. Los había que relataban cuentos de fantasía o de ciencia ficción. Los había que describían detalladamente la construcción de diversos artefactos, desde una depuradora de metano líquido, hasta un Convertidor Threild-32. Informes sobre cómo construir la parte subjetiva del cerebro cuántico de un robot Modelo Ither-64. Había informes sobre como conversar con un robot Clase Oss. Informes sobre viajes interplanetarios. Informes sobre estrategias de guerra. Había también biografías de científicos, de políticos, de teólogos, de poetas, de asesinos sanguinarios, de santos. Había cartas estelares con la localización de mundos lejanos. Había informes sobre cómo domesticar un Dragón Chegar. Había informes sobre naves estelares Clase Cálênostël… Así me puedo pasar todo el día… ¡Increíble! ¿Verdad? ¡Pues imaginad cómo estaba yo!… y lo más curioso es que los informes no parecían tener un orden preestablecido, sino que estaban dispuestos desordenadamente… aparentemente.
Sin embargo, un día fui a buscar a Eone y Slell a su casa y ya no estaban… se habían ido. Busqué incluso en el pequeño despacho donde habían tenido los 54 volúmenes que ahora tenía yo. Encima de la hermosa mesa central encontré una carta y un paquete, que me habían dejado. En ella se despedían de mí y me daban los últimos consejos y ánimos.
En la carta decían lo siguiente:
Querido amigo:
Cuando leas esta carta nosotros ya nos habremos ido. Quizás pienses que debíamos habernos despedido de ti en persona, pero hemos considerado que así era mejor. Tenemos que continuar. Nuestra misión aún no ha terminado… No te preocupes…, durante estos últimos días te hemos enseñado todo lo que necesitas saber…, estás preparado, y, sobre todo, confiamos en ti. El resto de cosas las irás aprendiendo según vayas leyendo los informes. En ellos encontrarás lo que necesitas.
Junto a esta carta te hemos dejado un paquete. En él encontrarás todo el material de los 54 volúmenes contenido en varios de los sistemas de almacenamiento de información digital que usa la humanidad en la actualidad. Hemos pensado que te servirá para tratarlos y procesarlos más cómodamente. De todas formas, te aconsejamos que leas directamente de los libros…, descubrirás sensaciones que de otra manera no podrías hallar, y te servirá para entenderlos mejor. Los libros tienen sus propios secretos, que irás descubriendo con el tiempo. Además lo hemos reconsiderado y también te hemos dejado un Khyk de Transmisión Athin, te servirá para enviarnos una señal de llamada. Úsala solamente en caso de extrema necesidad…, sabes que estaríamos encantados de poder ayudarte más, pero no podemos…, el éxito del Proyecto así lo exige.
Un último consejo. Nos preguntaste qué debías hacer con los informes. Puedes usar el blog que nos dijiste que tenías para hacer un primer sondeo. Puedes empezar publicando en él algunos fragmentos de los informes, los que consideres adecuados, y ese primer paso te conducirá al segundo.
En todo caso, como dijo el poeta…:
Hipótesis… ¿De qué va esto? Os preguntaréis…
Pues va de llegar a las estrellas… y más allá.
Va de descubrir nuevos mundos.
De viajar en impresionantes naves siderales
a través de agujeros de gusano infinitos.
De asombrarse al despertar un día y descubrir que
en el cielo hay dos soles y tres lunas.
De ganar en guerras galácticas, luchando
contra el Sumo Emperador del planeta Daishi.
Va de aprender el significado de una palabra, y
descubrir que ese conocimiento te permite volar.
Va de conocer a Alcarohtar-Túlier Vanövath Venkerhaë
y visitar el planeta Nólewën.
Va de trasportar una ciudad entera en la nave espacial Annaräsel.
Va del Propulsor anti-gravitatorio Skarbek-Arihyoshi
y de enamorarse de Aika Arihyoshi Hyata.
Va de construir robots.
Va de robots que dan su vida por una mujer.
Va de entablar amistad con otros seres inteligentes en planetas lejanos.
Va de explorar el país de las maravillas y conversar con el Sombrerero Loco.
Va de descubrir de qué dimensión viene el Gato de Cheshire.
De beber hidromiel antes de volar a lomos de un dragón.
Va de gigantes, ogros y unicornios.
Va del Enigma Sathiya y del Incidente Sâsmay.
Va de enunciar axiomas teológicos y formular principios científicos.
Va de viajar en el tiempo.
Va de holocartas y poesía shin.
Va de contemplar un Leviatán surgiendo de las profundidades del océano.
Va de atravesar mundos, matar monstruos, besar sirenas…
Va de encontrar a Dios.
Teníamos la intención de firmar esta carta con los nombres con los que nos conoces, pero dadas las circunstancias no tiene sentido que no lo hagamos con nuestros nombres verdaderos…, de todas formas acabarías por conocerlos al leer los informes.
Eso es todo. Recibe nuestra más cariñosa despedida.
Tenemos el honor de permanecer sinceramente tuyo.
Alcarohtar-Túlier Vanövath Venkerhaë
Hiroko Matsumara Osagawa
¡Y eso fue todo!… De eso hace unos meses, pero me sigue pareciendo que sucedió ayer.
No llegaron a explicarme, o quizás lo hicieron pero no los entendí, por qué mi cicatriz era tan importante…, espero poder averiguarlo algún día…
Lo que si recuerdo que me dijeron, aunque sigo sin entenderlo realmente, es que no importaba si también hacía público todo esto que estoy escribiendo en este momento, que incluso podía ser provechoso… según no sé qué axioma transdimensional…, o algo parecido, no recuerdo exactamente…, ya he dicho que siempre me he liado un poco con las paradojas de los viajes en el espacio-tiempo, y esas cosas.
Así que les hice caso… hasta la fecha he publicado unos pocos fragmentos de los informes…, para sondear…, como me dijeron…, aunque mucho me temo que no lo esté haciendo muy bien…. Espero mejorar en el futuro…
De lo que si estoy seguro es que estoy entusiasmado con todo esto… Ni en mis mejores sueños pensé nunca que me pasara nada ni remotamente parecido. Cuanto más leo los libros, más interesado estoy en saber más y más… ¡Son realmente increíbles! Así que espero continuar… ¡y ya veremos cuál es el segundo paso!
INFORME: Niröp93/Y’itkim54-H22
• Alcarohtar-Túlier Vanövath Venkerhaë (35.039 – ¿35.146? d.C.): 498º Sumo Soh•ferím del Concilio Universal.
• Hiroko Matsumara Osagawa (35.042 – ¿35.146? d.C.): Geóloga y física, experta en campos magnéticos planetarios.
• Original de la carta manuscrita:
• Breve cronología de Alcarohtar-Túlier Vanövath Venkerhaë (35.039 d.C. – ¿35.146? d.C.):
• Nació en la ciudad de Sarwë, del planeta Herenyië.
• Con 10 años: Su padre, Ohtar Vanövath Daearen (35.004 d.C. – ¿35.049? d.C.) y su madre, Akane Venkerhaë Igarashi (35.009 d.C. – ¿35.049? d.C.), junto con toda la expedición, desaparecieron cuando exploraban las ruinas de la ciudad de Varyallë del planeta Nólewën.
• Creció con su familia (sus tíos, primos y abuelos), que se trasladaron a la ciudad de Ostollë, del planeta Varinäel, por motivos de seguridad.
• Con 25 años: Miembro del Decanato de Historia Universal Venneheläel.
• Con 30 años: Escriba del Alto Consejo Inter-Galáctico, del Planeta Varinäel, Galaxia Vía Láctea.
• Con 37 años: Secretario personal del 497º Sumo Soh•ferím, Lunsor-Sisath Diherôth Taramarë (35.006 d.C. – 35.103 d.C.) del Concilio Universal, en la ciudad de Ostollë del Planeta Varinäel.
Inicio del Proyecto ATVV-LJGU-103/59-2.
• Con 41 años: Primera expedición al planeta Nólewën (a la extraña ciudad de Varyallë), para investigar la desaparición de sus padres.
• Con 50 años: Enuncia la Teoría del Tiempo Múltiple.
• Con 64 años (año 35.103 d.C.): Nombrado 498º Sumo Soh•ferím del Concilio Universal.
• Con 107 años (año 35.146 d.C.): En contra de los consejos de toda su familia y amigos, realizó, junto a su esposa, Hiroko Matsumara Osagawa (35.042 – ¿35.146? d.C.), un viaje a las ruinas de la extraña ciudad de Varyallë. En el transcurso del mismo, él y su esposa desaparecieron.
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N. del A.:
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