“Mi locura consiste en suplicar a las águilas mis hermanas
que me obtengan la gracia de volar hacia el Sol del amor
con las propias alas del Aguila divina…”
Santa Teresa de Lisieux. [MsB5vº].
¿Cómo comprender el alma de Santa Teresa de Lisieux? Una “pequeña alma”, como ella decía, pero insondable y profunda a la vez. ¿Cómo adentrarnos en su rebosante amor y no sufrir vértigo?… Quizás es que no hay que querer comprenderlo, sino que basta con amarlo… Lo mejor es dejar que la propia Teresa nos lo explique.
Finalizando con su Manuscrito B, quizás donde mejor describe su alma rebosante de amor, hoy os traigo otro fragmento. En concreto sus dos últimas páginas (5rº y 5vº).
Santa Teresa de Lisieux escribió tres manuscritos autobiográficos: el Manuscrito A, el Manuscrito B y el Manuscrito C. Santa Teresita los escribió a petición de dos de sus hermanas mayores, Paulina (sor Inés de Jesús) y María (Sor María del Sagrado Corazón), y de la priora del convento M. María de Gonzaga.
• El Manuscrito A es el relato de su infancia.
• El Manuscrito B es la “Doctrinita” de santa Teresita.
• El Manuscrito C es la historia de su vida religiosa.
Juntos forman el libro “Historia de un alma”. Si teneis ocasión, no perdáis la oportunidad de leerlo. Os gustará.
• Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, Santa Teresa de Lisieux, o simplemente, Santa Teresita (Alençon 2 de enero de 1873 – Lisieux 30 de septiembre de 1897) carmelita descalza y Doctora de la Iglesia Católica.
[4vº] Yo no soy un águila, sólo tengo de águila los ojos y el corazón, pues, a pesar de mi extrema pequeñez, me atrevo a mirar fijamente al Sol divino, al Sol del Amor, y mi corazón siente en sí todas las
[5rº] aspiraciones del águila…
El pajarillo quisiera volar hacia ese Sol brillante que encandila sus ojos; quisiera imitar a sus hermanas las águilas, a las que ve elevarse hacia el foco divino de la Santísima Trinidad… Pero, ¡ay! lo más que puede hacer es alzar sus alitas, ¡pero eso de volar no está en su modesto poder!
¿Qué será de él? ¿Morirá de pena al verse tan impotente…? No, no, el pajarillo ni siquiera se desconsolará. Con audaz abandono, quiere seguir con la mirada fija en su divino Sol. Nada podrá asustarlo, ni el viento ni la lluvia. Y si oscuras nubes llegaran a ocultarle el Astro del amor, el pajarito no cambiará de lugar: sabe que más allá de las nubes su Sol sigue brillando y que su resplandor no puede eclipsarse ni un instante. Es cierto que, a veces, el corazón del pajarito se ve embestido por la tormenta, y no le parece que pueda existir otra cosa que las nubes que lo rodean. Esa es la hora de la alegría perfecta para ese pobre y débil ser. ¡Qué dicha para él seguir allí, a pesar de todo, mirando fijamente a la luz invisible que se oculta a su fe…! Jesús, hasta aquí puedo entender tu amor al pajarito, ya que éste no se aleja de ti… Pero yo sé, y tú también lo sabes, que muchas veces la imperfecta criaturita, aun siguiendo en su lugar (es decir, bajo los rayos del Sol), acaba distrayéndose un poco de su único quehacer: coge un granito acá y allá, corre tras un gusanito…; luego, encontrando un charquito de agua, moja en él sus plumas apenas formadas; ve una flor que le gusta, y su espíritu débil se entretiene con la flor… En una palabra, el pobre pajarito, al no poder cernerse como las águilas, se sigue entreteniendo con las bagatelas de la tierra.
Sin embargo, después de todas sus travesuras, el pajarillo, en vez de ir a esconderse en un rincón para llorar su miseria y morirse de arrepentimiento, se vuelve hacia su amado Sol, expone a sus rayos bienhechores sus alitas mojadas, gime como la golondrina; y, en su dulce canto, confía y cuenta detalladamente sus infidelidades, pensando, en sutemerario abandono, adquirir así un mayor dominio, atraer con mayor plenitud el amor de Aquel que no vino a buscar a los justos sino a los pecadores… Y si el Astro adorado sigue sordo a los gorjeos lastimeros de su criaturita, si sigue oculto…, pues bien, entonces la criaturita seguirá allí mojada, aceptará estar aterida de frío, y seguirá alegrándose de ese sufrimiento que en realidad ha merecido…
¡Qué feliz, Jesús, es tu pajarito de ser débil y pequeño! Pues ¿qué sería de él si fuera grande…? Jamás tendría la audacia de comparecer en tu presencia, de dormitar delante de ti… Sí, ésta es también otra debilidad del pajarito cuando quiere mirar fijamente al Sol divino y las nubes no le dejan ver ni un solo rayo: a pesar suyo, sus ojitos se cierran, su cabecita se esconde bajo el ala, y el pobrecito se duerme creyendo seguir mirando fijamente a su Astro querido. Pero al despertar, no se desconsuela, su corazoncito sigue en paz. Y vuelve a comenzar su oficio de amor. Invoca a los ángeles y a los santos, que se elevan como águilas hacia el Foco devorador, objeto de sus anhelos,
y las águilas, compadeciéndose de su hermanito, le protegen y defienden y ponen en fuga a los buitres que quisieran devorarlo.
El pajarito no teme a los buitres, imágenes de los demonios, pues no está destinado a ser su presa, sino la del Aguila que él contempla en el centro del Sol del amor.
¡Oh, Verbo divino!, tú eres el Aguila adorada que yo amo, la que atrae. Eres tú quien, precipitándote sobre la tierra del exilio, quisiste sufrir y morir a fin de atraer a las almas hasta el centro del Foco eterno de la Trinidad bienventurada. Eres tú quien, remontándote hacia la Luz inaccesible que será ya para siempre tu morada, sigues viviendo en este valle de lágrimas, escondido bajo las apariencias de una blanca hostia… Aguila eterna, tú quieres alimentarme con tu sustancia divina, a mí, pobre e insignificante ser que volvería a la nada si tu mirada divina no me diese la vida a cada instante.
Jesús, déjame que te diga, en el exceso de mi gratitud, déjame, sí, que te diga que tu amor llega hasta la locura… ¿Cómo quieres que, ante esa locura, mi corazón no se lance hacia ti? ¿Cómo va a conocer límites mi confianza…? Sí, ya sé que también los santos hicieron locuras por ti, que hicieron obras grandes porque ellos eran águilas… Jesús, yo soy demasiado pequeña para hacer obras grandes…, y mi locura consiste en esperar que tu amor me acepte como víctima… Mi locura consiste en suplicar a las águilas mis hermanas que me obtengan la gracia de volar hacia el Sol del amor con las propias alas del Aguila divina… Durante todo el tiempo que tú quieras, Amado mío, tu pajarito seguirá sin fuerzas y sin alas, seguirá con los ojos fijos en ti. Quiere ser fascinado por tu mirada divina, quiere ser presa de tu amor… Un día, así lo espero, Aguila adorada, vendrás a buscar a tu pajarillo; y, remontándote con él hasta el Foco del amor, lo sumergirás por toda la eternidad en el ardiente Abismo de ese amor al que él se ofreció como víctima.
¡Que no pueda yo, Jesús, revelar a todas las almas pequeñas cuán inefable es tu condescendencia…! Estoy convencida de que, si por un imposible, encontrases un alma más débil y más pequeña que la mía, te complacerías en colmarla de gracias todavía mayores, con tal de que ella se abandonase con entera confianza a tu misericordia infinita. ¿Pero por qué estos deseos, Jesús, de comunicar los secretos de tu amor? ¿No fuiste tú, y nadie más que tú, el que me los enseñó a mí? ¿Y no puedes, entonces, revelárselos también a otros…? Sí, lo sé muy bien, y te conjuro a que lo hagas. Te suplico que hagas descender tu mirada divina sobre un gran número de almas pequeñas… ¡Te suplico que escojas una legión de pequeñas víctimas dignas de tu AMOR…!
La insignificante sor Teresa del Niño Jesús de la Sta. Faz, rel. carm. ind.”
Más información:
• Manuscrito B: Texto original en francés. Click aquí.
http://www.archives-carmel-lisieux.fr/carmel/index.php/oeuvres-de-therese/manuscrits-autobiographiques/manuscrit-b-ms-b/
• Os recomiendo que visitéis la página de “El archivo del Carmelo de Lisieux – Web oficial”. Es la más completa información sobre Santa Teresa de Lisieux: http://www.archives-carmel-lisieux.fr/
Además:
• Biografia, fotos y el resto de artículos sobre Santa Teresa de Lisieux, en este mismo blog:
https://observandoelparaiso.wordpress.com/tag/santa-teresa-de-lisieux/
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