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Observando el paraíso

~ «Haikus, relatos, cuentos, microcuentos o algo con lo que poder expandir el alma.»

Observando el paraíso

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• El fabricante de autómatas – Hipótesis 35.

11 Viernes Mar 2016

Posted by luisgoros in Hipótesis

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Arishü Kihoru Ir'lye, Hipótesis, Hoshi Kihoru Larak, Snoinë

Como ya sabéis los que visitáis con cierta frecuencia este blog, de vez en cuando me da por escribir algún relato de ficción, que yo llamo “Hipótesis”. Hoy publico la siguiente. La número 35. Se titula “El fabricante de autómatas”, y espero que os guste. ¿Me acompañáis?… ¿Sí?… Pues vamos…
… ¿Para qué sirve un autómata?… ¿Qué clase de asombrosa historia puede contar un robot?… ¿Cómo se juega al Snorhin de Ikala?…hipotesis35 - robot ajedred

Durante el invierno del año 17.364 d.C., mi abuelo construyó un robot. No un robot sofisticado ni ultratecnológico…, no. Era un sencillo robot. Es más, ni siquiera era uno de esos robot último modelo que venden en las tiendas. No… Solo lo quería para que le hiciera compañía… Mi abuelo se había jubilado hacía un año, aproximadamente, y se aburría en casa sin nada que hacer. Tenía 87 años y durante los últimos 50 se había dedicado a fabricar y vender autómatas que él mismo construía en su taller, que, por cierto, estaba situado en el sótano de su tienda. Ahora la tienda la llevan mis padres… Ya no era necesario que mi abuelo construyera más autómatas… Ya no… Os lo explicaré…
Cuando mi abuelo era joven, fabricaba los mejores autómatas del planeta. Entre otras razones porque era el único frabricante de autómatas del planeta. A nadie le interesaba fabricar autómatas habiendo robots. Mi abuelo se ganaba la vida vendiendolos, y eso porque los anunciaba como “Juguetes Clásicos”. A los niños si les gustaban los autómatas. Por eso algunos padres los compraban. Como juguetes para sus hijos.
Tengo que aclarar que los autómatas que fabricaba mi abuelo no eran juguetes… ¡No señor!… ¡Eran autómatas!… Por eso a mi abuelo no le gustaba mucho tener que vender autómatas como si fueran juguetes… Era como rebajar la categoría del autómata… ¿Qué cual es la diferencia entre un autómata y un juguete?…. Como explicarlo… Es como si me preguntáis cual es la diferencia entre un robot y un autómata… No se… Una vez se lo preguntarón a mi abuelo, y respondió:

– ¡Como si no fuese evidente la diferencia!… Un juguete es… ¡un juguete!… y un autómata es… ¡una obra de arte!… ¡demonios!…

Mi abuelo estaba muy orgulloso de sus autómatas… ¿Que qué hace un autómata?… Pues nada… y todo… no se como explicarlo… ¡veréis!… Un autómata no habla…, al menos no voluntariamente. Un autómata no anda…, al menos no voluntariamente. Un autómata… no hace nada, al menos no voluntariamente. Sin embargo un autómata es capaz de vencer a un Dragón Aküwarô en un combate cuerpo a cuerpo… Un autómata es capaz de recorrer todo el fondo marino buceando sin respirar y vencer en cruel enfrentamiento a un megatiburón clase Umayu, con sus cuatro filas de afilados dientes sierra del tamaño de navajas… Un autómata es capaz de lanzarse en picado a un volcan en salvaje erupción sísmica y resurgir victorioso… En fin…, un autómata lo puede hacer todo… siempre que su dueño tenga una gran imaginación. Todo depende de la imaginación de su dueño. Técnicamente un autómata es un muñeco compuesto, en su interior, por un complejo mecanismo de relojería, que permite que el autómata pueda moverse, de forma que puede andar, cuando su dueño hace que ande…, puede inclinar la cabeza, cuando su dueño hace que la incline…, puede coger objetos con las manos, cuando su dueño hace que los coja… Un autómata dispone, incluso, de un procesador de sonido de forma que puede hablar cuando su dueño activa el dispositivo de voz del autómata. En dicho dispositivo de voz hay grabadas ciertas frases que el autómata emite correctamente cuando su dueño así lo desea… Exteriormente, un autómata puede ser lo que imagine su fabricante. Incluso puede ser todo lo que imagine su dueño. He ahí la grandiosidad de un autómata. La diferencia entre un autómata y un juguete es que el autómata tiene corazón… Dejadme que me explique. Un juguete es un muñeco de plástico que no se mueve, y con el que los niños pueden jugar ¿verdad?… sin embargo un autómata es mucho más… es, como decía mi abuelo, una obra de arte. ¿Por qué?… Veréis…
Mi abuelo aprendió todo sobre los autómatas cuando era joven. Su padre le llevaba con frecuencia a la biblioteca de la ciudad. Allí se encontró con un libro en que se hablaba de los tiempos antiguos… aquellos en los que aun no había robots…. ¡De verdad!… hace mucho tiempo, ¡no existían robots!… Incluso hubo un tiempo en el que no existía la electricidad… En aquellos tiempos, los adultos se entretenían conversando entre ellos y jugando con autómatas… ¡cierto como 2 y 2 son 4!… Mi abuelo encontró libros que explicaban cómo eran los autómatas de entonces. Tras leerlos detenidamente, mi abuelo se enamoró de los autómatas y empezó a construirlos. Al principio eran muy sencillos, pero con el tiempo mi abuelo fue ganando en habilidad y sus autómatas llegaron a ser increibles. Sin embargo nadie queria comprar un autómata. ¿Para qué? le preguntaban a mi abuelo… Ya tenemos los robots. Ellos hacen todo el trabajo, y, además, no necesitamos entretenernos…, ya tenemos el holovisor. No queremos un juguete nuevo, decían.

– Si…, el holovisor… ¡menudo lavacerebros! – pensaba mi abuelo.

La sociedad de entonces no era una sociedad…, al menos no cómo es ahora gracias, entre otros, a mi abuelo…, no. La sociedad de entonces era decadente y superficial…, snob y pusilánime…, moralmente decrèpita…, caduca y estereotipada…, avariciosa y ciega… Sin embargo mi abuelo no se desanimó… ¡no señor!… él prefería seguir con sus autómatas y no ser como sus vecinos, incapaces de pensar por ellos mismos ni de imaginar la más mínima aventura… ¡a eso había llegado la civilización!… si es que a eso se podía llamar civilización…, pensaba mi abuelo.
Sin embargo, la gente estaba equivocada. Lo que fabricaba mi abuelo no eran juguetes… Eran obras de arte. Y mi abuelo creía que la sociedad aun tenía solución…, que aun no estaba todo perdido… Mi abuelo utilizó sus autómatas como herramienta para salvarnos a todos…
Además de poder jugar con él, a un autómata se le podía dar cuerda, su corazón, y el autómata iniciaba sus movimientos. Unos movimientos delicados. Unos movimientos que parecían evitar las leyes de la gravedad. Unos movimientos que hacían que el tiempo pareciera discurrir más despacio… o más deprisa. Por eso los autómatas eran especiales. Y sobre todo porque los autómatas no usan ningún tipo de energía cuántica…, ni siquiera energía eléctrica para funcionar… ahí radicaba su excepcionalidad. Un autómata era capaz de moverse…, casi vivir diría mi abuelo, solo con energía cinética. La más prosaica de las energías, según algunos.
¿Cómo había llegado la sociedad a ser como era?, os preguntaréis… Pues, entre otras razones, mi abuelo creía que había sido por los robots… No por los propios robots, evidentemente, sino por el uso que las personas hacian de ellos.
A mi abuelo no le gustaban demasiado los robots. Los aceptaba porque sabía que eran necesarios en la sociedad. Los robots eran una ayuda muy útil para la gente. Les ayudaban en las fábricas, en los almacenes, para trasportar objetos pesados, eran muy útiles para realizar cálculos complejos…, incluso eran útiles en las tareas domésticas, para ayudar a las personas en las casas. Todo eso era evidente, decía mi abuelo… pero había algo que seguía sin gustarle. Mi abuelo pensaba que no era bueno que las personas dependiéramos tanto de los robots para todo. Sobre todo porque, pensaba mi abuelo, la gente cada vez hacía menos uso de su imaginación. Dependíamos tanto de los cerebros cuánticos de los robots, que estábamos empezando a olvidar los nuestros.

– Nuestros cerebros siguen siendo los objetos más complejos que existen. ¡Hagamos uso de ellos!… ¡Carajo! – decía mi abuelo.

Por eso abrió mi abuelo la tienda y por eso comenzó a fabricar y vender autómatas. Porque sabía que no hay nada más importante que nuestra imaginación. Mi abuelo quería cambiar la sociedad. Quería despertar la imaginación dormida de sus vecinos. De la humanidad entera. Y sabía que los autómatas podían ser la llave que abriera las mentes de las personas.
Cuando mi abuelo intentaba explicárselo a las personas, éstas se reian de él. En el mejor de los casos le ignoraban. ¡Tan ciegos estaban!…

– Yo tengo imaginación. – le decían a mi abuelo. – Ayer mismo soñé con un cuaderno de hojas. Incluso me imaginé escribiendo en él.

A lo que mi abuelo le preguntó: – ¿A qué se dedica usted?

– Llevo la contabilidad en una empresa de seguros. Y apunto en un holo-log las incidencias del Sistema Breirräy-92.
– Pero eso no es tener imaginación. ¡Eso es tener una pesadilla! – le respondió mi abuelo. – Tener imaginación es soñar que viajas al Cuadrante Delta-7 de la Galaxia Lissëm, más allá de las Murallas de Ydräo, y descubres una Nube de Plasma Yatäsler-34… O que comandas una exploración al Planeta Chroeg y te raptan los Guerreros Owöry de la Tribu Thërt y te enamoras de la hija del rey de la tribu, la bella Atani, y te escapas y te llevas contigo a la Princesa Atani… O que te enfrentas en singular batalla contra el Sumo Emperador del Planeta Cryg, el malvado Kinwära, porque se había burlado de tu hermana llamándola nada menos que Profesora Sustituta de Física Modular Aplicada…

Mi abuelo sabía que para alcanzar su objetivo, y que la sociedad volviera a alcanzar el nivel moral e íntegro que tuvo antiguamente era necesario que antes tuviera imaginación…, el tipo de imaginación creativa que había conseguido que la humanidad evolucionara a lo largo de la historia…, y para ello no podía imponer por la fuerza que los adultos compraran y jugaran con sus autómatas. Cuando a los adultos se les intenta imponer algo a la fuerza, la mayoría de las veces lo único que se consigue es que hagan lo contrario. Así es la naturaleza humana. Sin embargo, si podía hacer que los niños jugaran con ellos, y, a través de ellos, que los adultos vieran con buenos ojos a sus autómatas, y que, con el tiempo, incluso ellos empezaran a interesarse por ellos, con lo cual, finalmente, se podría lograr el fin tan deseado por mi abuelo. Por eso se le ocurrió anunciar sus autómatas como “Juguetes Clásicos”: A los niños les gustan los juguetes, y los adultos sienten especial predilección por las cosas clásicas… ¡como si lo clásico fuera mejor que lo moderno!

Mi abuelo se pasó la vida promoviendo la imaginación entre sus vecinos. La ciudad de Wohän ha experimentado un avance sin igual gracias a que sus habitantes usan la imaginación. Y los autómatas han tenido un papel primordial en todos estos años. Primero fueron los autómatas, después la literatura, después el cine y el teatro, después el arte pictórico y escultórico, la música, el canto…, y, finalmente, aunque no por último, el arte de la conversación entre las personas… Y todo ello se ha conseguido a partir de unos autómatas que no hacen nada… Asombroso ¿verdad?

¿Y los robots?… os preguntaréis… ¿Qué ha sucedido con los robots?… Pues los robots siguen igual. Son un instrumento útil para las personas siempre y cuando no se transgiverse su utilidad. Los robots son el medio, no el fin. Y el fin es que los humanos evolucionemos hacia algo mejor. Ahora sabemos lo que somos, pero seguimos desconociendo lo que seremos. Pero de lo que estamos seguros es que sin imaginación no seremos nada.

– ¿Y, entonces, porqué construyó tu abuelo un robot cuando se jubiló? – le preguntó un alumno a su profesora.

Toda la clase había permanecido atenta mientras la profesora les contaba la historia de su abuelo. La profesora Arishü siempre contaba historias curiosas e interesantes. Les daba clase de Historia Antigua, y, de vez en cuando, para ilustrar algún ejemplo, les contaba una de sus historias. Esta vez fue la historia de Hoshi, su abuelo…, el Fabricante de Autómatas… Les gustaban las historias que contaba su profe…

– Veréis…, mi abuelo empezó a construir autómatas para mejorar la sociedad. Él comprendió muy pronto que sin imaginación nuestra sociedad no avanzaría. Los autómatas ayudaron a enderezar el devenir de la sociedad de forma que llegara a ser mejor, como ahora. Una vez conseguido el fin deseado, digamos que mi abuelo supo retirarse a tiempo…
– Ahora es el momento de que otros tomen ni lugar… – decía mi abuelo.

Y simplemente mi abuelo buscó algo con lo que pasar sus últimos años.
Como os he dicho antes, mi abuelo era consciente de que los robots tenían una gran utilidad para la sociedad, siempre que fueran usados correctamente. Al fin y al cabo, sus autómatas no eran inteligentes. Sus autómatas servían, y aun sirven, para potenciar la imaginación de los que los usan. Para eso eran inmejorables. Para que alguien, niño o adulto, potencie sus capacidades imaginativas no hay nada mejor que proporcionarle un juguete que no haga nada. De esa manera el niño o adulto lo tendrán que hacer todo ellos mismos. De lo contrario corremos el peligro de convertir al niño o al adulto en un mero observador, y que se acostumbre a que se lo den todo hecho, lo cual es un mal camino para la sociedad.
Evidentemente, no se puede mantener una conversación con un autómata de igual manera que con un robot. Un robot dispone de un cerebro cuántico que permite una interaccion con los humanos sin igual.
El caso es que durante su vida, mi abuelo no necesitó la ayuda de un robot en su tienda para construir y vender autómatas. Cuando se jubiló eso cambió. Con 87 años mi abuelo necesitaba a alguien con él constantemente, o al menos eso opinaban mis padres…, sobre todo por motivo de sus problemas de movilidad…, su artrosis…, ya sabeís… Mis padres no podían estar constantemente con él, ya que tenían que atender la tienda. A mi madre, que era su hija, si le gustaban los robots. Así que entre ella y mi padre consiguieron convencer a mi abuelo de que era necesario que alguien estuviera con él para cualquier ayuda. Dado el alto coste que supondría que otra persona fuese la ayuda de mi abuelo, decidieron que era más conveniente que fuera un robot. Mi abuelo accedió siempre y cuando él mismo pudiera construir el robot y mis padres estuvieron de acuerdo con eso.
Mi abuelo no queria un robot extramoderno ni un última generación. Quería un robot más sencillo. Así que durante el invierno del año 17.364 mi abuelo compró las piezas del robot en varias tiendas de segunda mano. Ello provocó que el aspecto del robot, …y que por cierto lo llamó Snoinë, aunque no me pregunteís por qué…, no fuera demasiado agraciado físicamente, aunque eso no le preocupaba a mi abuelo, que siempre había preferido a alguien listo aunque feo que a alguien guapo y tonto. Mi abuelo tenia muy claro para lo que quería al robot y su aspecto externo no era importante. Lo más importante del robot era, evidentemente, su cerebro cuántico. Mi abuelo compró un modelo básico, uno clase Soth, que solo tenía implantadas las tres leyes y poco más. Es decir, lo básico para que el robot se pudiera mover e interactuar en casa con las personas. Compró también un módulo neuronal clase Eathë, que disponía de diversas aplicaciones, entre ellas múltiples juegos de mesa polidisciplinares… Ya sabeís… el Ajedrez, el Go, el Othello, las Damas, el Snorhin de Ikala, el Tawano Itetomi, y otros por el estilo… Justo antes de salir de la tienda de robótica donde compró el neuronal del robot, mi abuelo se fijó en un nuevo módulo recién aparecido en el mercado. Se trataba de un modulo que permitía que el robot tuviera la capacidad de imaginar argumentos para relatos de ficción. Es decir, convertía al robot en una especie de cuentahistorias, con diversos niveles de complejidad. A lo largo de la historia de la robótica han existido multiples neuronales capaces de permitir a un robot contar historias, sin embargo esta vez la publicidad de la tienda aseguraba que se trataba de un neuronal diferente al resto. Mi abuelo siempre había recelado de lo que prometía la publicidad, pero esta vez digamos que se dejó convencer y lo compró. A mi abuelo le gustaban las buenas historias, y cuanto más intrincadas mejor, y, supongo, esta vez prefería que alguien le contara una nueva historia, aunque fuera un robot, que ser él mismo el que se las inventara para contarlas a su familia y amigos…

– Creo que me lo he ganado… ¡Diantre! – decía mi abuelo.

Finalmente y tras varias semanas de trabajo en el taller, mi abuelo construyó a Snoinë. Aunque confiaban en mi abuelo, dada su amplia experiencia en la construcción de los autómatas, mis padres inicialmente temian que el robot pudiera ser peligroso. Sin embargo cuando mis padres comprobaron que el robot era fiable en todos los aspectos, se relajaron.

– No os preocupeís. – les decía mi abuelo. – Las Tres Leyes me protegerán.

A partir de entonces mi abuelo se pasaba el dia en compañía de Snoinë, entretenidos en algún juego de mesa. Incluso, cuando iba a visitarle, en alguna ocasión asistí a la narración por parte de Snoinë de algún relato de ficción verdaderamente interesante.

– ¿Cómo eran las historias que contaba el robot, profesora? – le preguntó Idyna, que estaba sentada en la primera fila de clase.
– Eran… increíbles… – le respondió Arishü.
– ¡Eso no puede ser, profe! – interrumpió Bowen, que era el más gamberro de la clase. – Todos los robots que tiene mi padre en casa cuentan el mismo tipo de historias aburridas de siempre…
– Escuchad… – dijo la profesora.

Y les empezó a contar alguno de los increíbles argumentos de las historias que contaba el robot de su abuelo…

Les contó aquel en el que el valiente guerrero Craigach, al ser perseguido por un comando enemigo Reodai, se adentró en los siniestros Pantanos Lyorwör, donde habitan las temibles Criaturas Chribque, capaces de descoyuntar las mandíbulas de un inmenso Ightundröd con un zarpazo de sus garras Igmeas, y como tuvo que descifrar la clave secreta del Hechizo Lelyeäck con el que el malvado Conde Wörch tenia atrapados al Pueblo Lehëd, para poder rescatar a la joven Asarëya, experta en Física Geodinámica Subnódal y única conocedora del Protocolo Kadira, capaz de generar un Escudo Geomístico Mynagot de Energía Draissgha con el que vencer a las Ordas de Malignos Enthömroth.

O ese otro en que el joven Kechi Seisojos encontró, mientras perseguía a un As’ena de Dos Cabezas, de camino a casa, un sendero escondido en el tronco de un enorme árbol Wawatsun. Un sendero estrecho que conducía a un extraño mundo subterráneo, llamado Emey’o, gobernado por espirituales seres Shinan, capaces de deambular por las multidimensiones cósmicas para atrapar Ogros S’radbur, y cómo tuvo que rescatar, de las mazmorras de la fortaleza del Rey Ogro Et’ough, a la joven En’saya, Princesa de las Hadas Ataus’p, y los múltiples peligros que tuvieron que solventar para llegar sanos y salvos al castillo del Rey Y’emom, padre de la Princesa En’saya.

O ese en el que un Uyuyone Wonara de Clase Suwo fue de visita a casa de su tía abuela Iresan, que vivía en la suit Tasdäw de la Subestación Interplanetaria Emadünt, pero no pudo llegar porque le raptaron un grupo de Echiwones Asarikes de Piel Azul para pedir un rescate a sus padres, que eran los dueños del Planeta Këya, único lugar del Universo Transaccional donde existen los Hipodragones Namuken de Ala Azulfuego, cuya sangre es el ingrediente esencial para la fabricación del Elixir Anurani, capaz de ralentizar el envejecimiento de las células de cualquier ser vivo y curar todas las enfermedades.

– ¡Waw!… – exclamaron todos los alumnos cuando terminó la profesora. – Realmente son increíbles
– ¿Cómo puede ser que un robot cuente este tipo de historias, profe? – preguntó Drystan.
– Mi abuelo me dijo que había hecho algunos ajustes en el cerebro del robot…, para mejorar la calidad de las historias que contaba. – Respondió Arishü.
– ¡Pero un cerebro es muy complicado para poder modificarlo!… ¿verdad, profe?
– Eso mismo le pregunté un día a mi abuelo. ¿Y sabéis que me contestó? – respondió Arishü.
– ¡No! ¿Qué? – dijeron todos a la vez.
– Dijo…: Para un buen fabricante de autómatas, un robot no tiene secretos.
– Bueno…, por hoy ya está bien. – dijo la profesora. – Mañana continuaremos. Marcharos a casa y no os olvidéis de hacer los deberes ¿vale?
– ¿Qué le pasó al robot Snoinë, profesora?… ¿Sigue contando historias? – le preguntó Mina.
– Sí, sigue contando historias, Mina. – le respondió Arishü.
– ¿Nos contarás alguna vez alguna de esas historias? – preguntó Mina.
– Si os portais bien…, si os portais bien… – le respondió Arichü con una gran sonrisa.

-0-

INFORME: “Tureack’e625/Sul’ora851-H35”

Localizar la ciudad de Wohän y buscar la tienda de Autómatas de Hoshi. Analizar los restos que pudieran aun hallarse allí. Incluir protocolo Enikan de clase Asamin-64.
¿Existe registro de las historias del robot Snoinë? Analizar impliacaciones Kumöhe nivel Alfa. ¿Cómo se juega al Snorhin de Ikala?…

• Hoshi Kihoru Larak (17277 d.C. – 17372 d.C.): Abuelo de Arishü. Fabricante de Autómatas, en la ciudad de Wohän.
• Arishü Kihoru Ir’lye (17355 d.C. – 17448): Nieta de Hoshi. Profesora de Historia Antigua.
• Snoinë: El robot que construyó el abuelo Hoshi. Cuentahistorias.

Las Tres Leyes:

• 1ª ley: Un robot no puede causar daño a un ser humano ni, por omisión, permitir que un ser humano sufra daños.
• 2ª ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
• 3ª ley: Un robot ha de proteger su existencia, siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

————
N. del A.:
SI QUIERES LEER MIS RELATOS DE FICCIÓN, ENTRA EN LA PÁGINA DE ESTE BLOG: “HIPÓTESIS-RELATOS”. https://observandoelparaiso.wordpress.com/hipotesis-relatos/

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• Mi alma de robot – Hipótesis 34.

18 Viernes Dic 2015

Posted by luisgoros in Hipótesis

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Arturo Okaru Lisast, Hipótesis, Mi alma de robot, Patricio Rushin Suko, Robot Dröll-445, Robot Susari-3, Sara Jiskast Sashi, Sergio Okaru Jiskast

Hace tiempo que no publico ninguna Hipótesis. Como ya sabéis los que visitais con cierta frecuencia este blog, de vez en cuando me da por escribir algún relato de ficción, que yo llamo “Hipótesis”. Hoy publico la siguiente. La número 34. Se titula “Mi alma de robot”, y espero que os guste. ¿Me acompañáis?… ¿Sí?… Pues vamos…hipotesis34-plasma solar1

Capítulo 1

La explosión tuvo lugar a las 6:03h de la mañana del dia 25 de Mayo del año 5638 d.C. Uno de los almacenes de la empresa “Robotic-Plus Corp.”, dedicada al diseño y construcción de robots, quedó casi totalmente destruido. A los 10 minutos llegaron los bomberos y ambulancias del servicio de urgencias de la ciudad, y 15 minutos después llegó la policía. Se tardó más de 2 horas en sofocar el incendio.

Tras apagar las llamas y asegurar el recinto, se iniciaron las primeras investigaciones. Afortunadamente solo hubo pérdidas materiales, incluyendo la destrucción de algunos modelos de robots que se encontraban almacenados, a la espera de su envio a su destino. No hubo ninguna persona herida, ni ningún fallecido.
Las pruebas halladas durante la investigación llevada a cabo por la policía concluyeron que la explosión fue debida a un fallo elétrico en el Alternador Subfásico de Inducción Cuántica (ASIC), que provocó un cortocircuito multiple fortuito, cuyas efusiones de iones Kouc-54 alcanzaron diverso material inflamable, dando lugar a la explosión final.
Tras completar el correspondiente informe policial, y debido, sobre todo, a que nadie resultó afectado por la explosión, la policía me confirmó que el propio servicio de seguridad de nuestra empresa podía hacerse cargo totalmente de la investigación.

El informe final de la investigación que llevamos a cabo en la empresa solo pudo cuantificar los desperfectos ocasionados por la explosión. La causa de la misma no pudo ser determinada con exactitud, aunque, finalmente, el fallo eléctrico se justificó debido a una ola de plasma solar Vooypöl-244 que afectó al planeta durante la noche en cuestión, según confirmó el observatorio astronómico de la ciudad. Sin embargo, no pudo demostrarse realmente cómo dicha ola de plasma pudo causar el accidente, ya que todas las pruebas realizadas confirmaban que el ASIC debía ser inmune a una ola de plasma como la detectada.

Entre el material afetado por la explosión se encontraban 17 robots clase Susari. Se trataba de robots diseñados para labores domesticas que habían sido adquiridos por algunos ciudadanos de la ciudad. Dichos robots iban a ser enviados a los domicilios de dichas personas a los pocos días. 16 de dichos robots quedaron totalmente inservibles, ya que, a pesar de que sus cuerpos de fibra de aleación Awseng-51 pudieran haber sido reconstruidos, sus cerebros cuánticos quedaron totalmente inutilizados por la ola de plasma Vooypöl-244. La dirección de Robotic-Plus no tuvo más remedio que reemplazar dichos 16 robots por otros totalmente nuevos para poder enviárselos a sus respectivos compradores.

Sin embargo, uno de los robots que se encontraba en el almacén cuando la explosión, el modelo Susari-3, no pareció haber sido afectado por la ola de plasma solar Vooypöl-244. Tuvo, eso si, algunos daños superficiales menores, que pudieron ser recompuestos sin mucha dificultad ni gran coste añadido para la empresa. Por seguridad, se le realizaron las debidas comprobaciones, según el protocolo de maximo nivel Erêkimu-96, para garantizar el correcto funcionamiento del robot. Dado que Susari-3 pasó satisfactoriamente todas las pruebas, se decidió que podía ser enviado al domicilio de sus compradores.

El dia 15 de Junio del año 5638 d.C. el robot Susari-3 fue trasportado hasta el domicilio de sus nuevos dueños. Se trataba de una familia de clase media que vivía en la calle Athulia, nº 158, en un chalet con jardín. Un matrimonio con un hijo. El marido se llamaba Arturo Okaru Lisast. La esposa, Sara Jiskast Sashi. Su hijo, Sergio Okaru Jiskast.

Capítulo 2

– ¿Qué has comprado un nuevo robot? – le gritó Sara a su marido. – Sabes que no me gustan. ¿Por qué lo has hecho?
– Si. Ya sé que no te gustan. – le respondió Arturo a su esposa – Por eso mismo lo he comprado. Ya va siendo hora de que te acostumbres a tratar con nuevos robots domésticos, cariño. Es necesario que tengamos uno nuevo. Todo el mundo los tiene en sus casas. Son necesarios.
– ¡Ya sabes que de pequeña casi me mata uno de esos robots a los que tú tanto quieres! – le dijo casi llorando.
– Si, Sara. Ya me lo has contado infinidad de veces. – le respondió su marido. – Fue una experiencia traumática. Pero no fue tan grave, cariño. El mismo psicólogo te lo dijo cuando tus padres te llevaron a su consulta para tratarlo. Solo fue un accidente. Uno de los robots que teniais en casa cuando eras pequeña, Kiwä-77, se tropezó accidentalmente con vuestro gato, se desequilibró y se le cayó de las manos el gran reloj de bronce que tu madre tenia en el comedor, y que el robot llevaba en ese momento al taller del sotano para arrergar, con tan mala suerte que en ese mismo instante tú pasastes corriendo a su lado.
– Sí. ¡Pero de todas formas intentó matarme! – volvió a insistir Sara.
– No, cariño. – le dijo Arturo. – Ya sabes que las Tres Leyes que todo robot tiene implementadas en su cerebro cuántico le impiden matar o dañar voluntariamente a un humano. Precisamente, cuando Kiwä vió cómo el gran reloj de bronce que tenia en sus manos se caia sobre ti, intentó protegerte. Mientras el reloj estaba aun en el aire y caia sobre ti, Kiwä, con un rápido moviento, te agarró por los brazos e intentó separarte para que no te cayera el reloj encima.
– Sí. ¡Y casi me mata! – repitió Sara con un tono casi histérico.
– No, cariño. – le dijo su marido con paciencia. – Lo que sucedió es que debido a la rapidez y fuerza de sus movimientos, Kiwä te lesionó y te rompió un brazo.
– Sí. ¡Me rompió un brazo! – repitió Sara. – ¿Te parece poco?… ¡Un robot me rompió un brazo!
– Pero el reloj no se te cayó encima. Kiwä te salvó. – Arturo intentó convencer a Sara – Además eso no hace que los robots sean peligrosos, Sara. Tus padres, incluso, dieron a Kiwä-77 a un centro social de ayuda para gente necesitada, para que tú no lo volvieras a ver. Estuviste durante 6 meses de tratamiento psicológico…
– Sí. Y finalmente volví a aceptar a los robots. – dijo Sara algo más calmada. – Ya sé que todo eso sucedió hace mucho tiempo, cuando era pequeña. Y desde entonces no he vuelto a tener ningún accidente con ningún robot. Incluso, en mi trabajo en los laboratorios de la empresa Gayph, donde trabajo, tengo que interrelacionar con otros robots, incluso más grandes de Kiwä.
– Exacto, Sara. – le dijo su marido sonriendo, y dándola un cariñoso beso en la mejilla.
– Pero sigo sin saber porqué necesitamos un nuevo robot, Arturo. – respondió Sara, que en el fondo seguía teniendo cierta fobia a los robots. – Con el que tenemos es suficiente.
– Pero cariño, – le dijo su marido – Dröll-445 es un buen robot, pero es muy viejo… Ya era viejo cuando lo compramos hace 10 años, cuando nació Sergio. Además ahora tenemos más trabajo que entonces, tanto en casa como en el jardín. El viejo Dröll necesita otro robot que le ayude. Y nosotros también. Además, a Sergio le vendrá bien tener otro robot con el que poder jugar.
– Está bien, cariño. – le dijo Sara – ¿Cuándo traerán el robot?
– Me han avisado de la fábrica de Robotic-Plus que, debido a una pequeña explosión en sus almacenes, han tenido que retrasar unos días la entrega, pero que el dia 15 de Junio, a las 18:30h, nos lo traen a casa. – dijo Arturo.
– ¿Y cómo se llama ese robot? – preguntó Sara.
– Susari-3. – le respondió Arturo. – Ya verás cómo te gusta.
– No estoy muy segura de ello…, ya veremos. – dijo Sara con ciertas dudas.

Capítulo 3

El 15 de Junio, a las 18:30h, como estaba previsto, llegó un gran camión de la empresa Robotic-Plus. Se detuvo a la puerta del nº 158 de la calle Athulia. Sara y Arturo habían pedido permiso a sus empresas para poder estar presentes. El pequeño Sergio también esperaba ansioso la llegada del nuevo robot. Los dos empleados de Robotic-Plus sacaron una gran caja de metal del camión y la introdujeron en la casa. La abrieron y Susari-3 salió de ella con paso firme y suave.
Susari-3 era un robot doméstico de última generación. Era elegante, con un cuerpo atlético de fibra de aleación. Era alto, casi 2 metros. Cuando hablaba, su voz era potente pero suave, como la de los antiguos actores de teatro clásicos.
Durante los siguientes días, Sara y Arturo se dedicaron a estudiar el manual de instrucciones de Susari-3. Evidentemente, no necesitaba demasiado mantenimiento para funcionar correctamente. El propio robot se encargaba él mismo de automantenerse en óptimas condiciones. Únicamente necesitaba una fuente de energía a la que conectar su sistema cuántico. Además, Susari era capaz de entender perfectamente cualquier orden dada por una persona u otro robot, y de obedecer dicha orden, siempre y cuando ésta no contradijera las Tres Leyes que Susari, al igual que el resto de robots, llevaba implantadas en su cerebro cuantico y que garantizaban que el robot fuera eficiente y seguro para las persona.

Al cabo de pocas semanas, Susari empezó a trabajar en la casa, principalmente en tareas del jardín. Tanto Arturo como su hijo no tuvieron ningún problema para tratar con el robot. Por su parte, a Sara le costó algo más de esfuerzo, y, al principio, siguió tratando preferentemente con el viejo Dröll, ya que estaba más acostumbrada a él; sin embargo, pronto comenzó Sara a percibir un extraño comportamiento en Susari.

Como todo el mundo sabe, un robot no tiene sentimientos. En el mejor de los casos, y solo en aquellos robots de muy alta gama, muy escasos, sus cerebros cuánticos están diseñados para ser capaces de simular comportamientos humanos, como la risa o el llanto, la alegría o la tristeza, la ira o la paciencia. En todo caso, un robot obedece las órdenes que recibe, siempre que éstas no sean contrarias a las Tres Leyes.
Los robots de clase Susari eran robots domésticos sin ninguna de dichas funciones de muy alta gama y, por tanto, su comportamiento era obediente pero frio…, o al menos así debía ser. Sin embargo Susari tenía algo especial; sobre todo cuando obedecía alguna orden de Sara, Susari se comportaba de un modo… digamos más amable.

Para evitar sorpresas, Sara y Arturo habían decidieron decirle al robot toda la historia referente al accidente que sufrió Sara cuando era pequeña con el robot Kiwä-77. Así que, al día siguiente de su llegada a la casa, le explicaron al robot todo. Cuando terminaron le preguntaron:

– ¿Entiendes lo que te acabamos de decir?
– Perfectamente. – respondió Susari – Debo tratar a la señora con especial cariño.

Desde entonces tanto el comportamiento como la forma de hablar del robot, sobre todo con Sara, fueron…, como decirlo…, especialmente delicados…, casi humanos.
Al principio tanto Sara como Arturo pensaron que Susari disponía de algunas de las funcionalidades de los robots de muy alga gama. Incluso preguntaron a Robotic-Plus si los robots de clase Susari tenían implantadas algunas de dichas funcionalidades. Sin embargo, Robotic-Plus les garantizó que los robots clase Susari no disponían de ninguna de esas funcionalidades. Incluso les dijeron que nuestra empresa estaba pensando en no volver a fabricar ningún robot de muy alta gama con dichas funcionalidades casi-humanas, pues cada vez existía menos mercado para ellos. Las personas no querían tener en casa robots que se comportaran como humanos. Querian robots que se compartaran como robots: obedientes, eficaces, educados, pero máquinas al fin y al cabo.

Poco a poco, Susari se fue ganando el favor e incluso el afecto de Sara. Este cambio en la actitud de Sara frente al robot se debió a una serie de hechos sucedidos en los siguientes días, pero que no llegamos a conocer hasta el final. Algunos de ellos fueron especialmente reveladores de la asombrosa naturaleza de Susari…, como aquella tarde, en la que estaba Sara leyendo sola en el salón y tuvo uno de sus episodios de llanto tan normales en ella. Arturo y su hijo Sergio habían ido a ver un partido de futbol al estadio y no estaban en casa. A Sara no le gustaba mucho el futbol y prefería quedarse en casa en esas ocasiones para disfrutar del silencio de la casa ella sola. El libro que leía era un clásico de misterio y ciencia ficción de esos que tanto le gustaban. Sin embargo, sin ser muy consciente de ello, volvió a recordar tristes hechos que sucedieron en su juventud, lo que provocó que empezara a llorar. Hasta aquí, todo normal. Ya había sucedido en otras ocasiones y el viejo robot Dröll-445 no había intervenido. Según Dröll, en aquellas ocasiones la señora no estaba en peligro y él no había sido llamado por la señora, por lo que no intervino. Lógico comportamiento de un robot: Eficiente, obediente, pero frio. Lo extraño y especial de esta ocasión, es que esta vez, el robot Susari se acercó a Sara… y la abrazó. No la preguntó qué la pasaba, o si necesitaba ayuda de algún tipo…, no. El robot se acercó, educadamente y, sin mediar palabra, se arrodilló junto a la silla donde estaba sentada Sara y la abrazó. Fue un abrazo cálido, tierno, consolador…, humano.
Curiosamente, Sara no se sobresaltó. Siguió abrazada al robot hasta que las lágrimas dejaron de caer y se calmó. Sara no le dijo nada a su marido sobre lo sucedido…, no sabía cómo decírselo. Además, pensó que se trataba del normal comportamiento de ese tipo de robots.

En otra ocasión, se encontraba Sara paseando por el jardín cuando se acercó Susari. Por norma general los robots no se acercan a un humano salvo que éste le llame, o alguien le haya ordenado que lo hiciera, o tuviera que obedecer alguna orden que así lo exigiera. Sin embargo, es esa ocasión, Susari se acercó a Sara por propia iniciativa. Al pricipio no hablaron. Permanecieron paseando en silencio durante un rato… oyendo el trinar de los pájaros. Sin embargo, el robot inició la conversación… Otro comportamiento inusual en un robot. Inicialmente no hablaron de nada en especial…, del tiempo…, de lo alto que eran los árboles del jardín…, de lo bonitas que eran las margaritas…, de si la moda de ese año sería más elegante que la del anterior…, de cosas intrascendentes. Después pasaron a hablar de temas científicos. Sara trabajaba como experta en física teórica en los laboratorios de la empresa Gayph y en los últimos días tenían problemas relacionados con el proyecto en el que trabajaban allí.

– ¿Qué clase de problemas tenéis, Sara? – le preguntó el robot.

Se me ha olvidado decir que durante esos inusuales comportamientos del robot, Susari tuteaba a Sara. Educadamente, eso sí, pero la tuteaba. Ningún robot tutea a una persona a no ser que ésta se lo dijera expresamente, y a Sara no se le ocurria hacer tal cosa…, ni en sueños. Evidentemente, Susari no era un robot normal.

– Estamos trabajando en un difusor Omtanúdico Uyukásico de tercera generación…, ya sabes…, uno capaz de engendrar un arco Keigin transdinámico. – le dijo Sara al robot.
– Entiendo, Sara. – le respondió Susari. – Y el problema es…
– Pues que no somos capaces de estabilizar el núcleo Kimph del campo espinorial. – dijo Sara.
– ¿Habéis tenido en cuenta que si un campo tensorial es un tipo de representación lineal del grupo de Lorentz\mathcal{L}, un campo espinorial es una representación de su recubridor universal, el grupo lineal especial SL(2,\mathbb{C})? – le respondió el robot.
– Claro. – le dijo Sara al robot. – Pero aun así ya sabes que, en teoría cuántica de campos, cualquier tipo de partícula material es tratada como un campo. Los dos tipos básicos de partículas son los bosones y los fermiones, los primeros pueden ser descritos adecuadamente mediante campos vectoriales o tensoriales mientras que los segundos sólo pueden ser descritos mediante campos espinoriales.
– Entonces ya sé lo que os sucecde, Sara. – le dijo Susari a Sara con el tono equivalente a cuando una persona se rie a pesar de no querer reir.
– ¿Si?… ¿Qué? – le preguntó Sara impaciente.
– Pues que muchas magnitudes físicas representables mediante campos tensoriales pueden representarse también matemáticamente por campos espinoriales de manera equivalente. Sin embargo algunos campos espinoriales no admiten análogos tensoriales. En ese sentido los campos espinoriales generalizan a los campos vectoriales y tensoriales, que pueden ser vistos como casos particulares de magnitudes espinoriales. La mecánica cuántica Seothe hace un uso extensivo de los campos espinoriales Heusty sin análogo clásico. – le respondió Susari. – Lo cual significa que las interacciones entre las n partículas del sistema Eurith tienen lugar mediante Fuerzas a Distancia Clase Emathves.

La conversación continuó durante un rato más. Alternaban temas científicos de alta complejidad con temas intrascendentes. Cuando Sara volvió a entrar en casa, nos dijo Arturo después, su esposa estaba cambiada…, más feliz…, más… humana, aunque resulte raro usar el término humano para describirla, pero así fue. En esa ocasión, Sara si le contó a su marido todo lo sucedido.

Este tipo de comportamiento por parte del robot se repitió en varias ocasiones. En todas ellas, era como si Susari fuera realmente humano, o al menos se comportara como tal. A partir de entonces, ambos, Sara y Arturo, observaron a Susari con más detenimiento. Ciertamente estaban asombrados por el exteraño comportamiento del robot. Si no fuera por su aspecto, Susari casi no parecía un robot. ¡Increible! ¿Verdad?

Sin embargo, lo que más asombró a Sara y Arturo fue cuando leyeron el diario personal de Susari… El diario personal de un robot… No es que los robots no puedan escribir…, ¡Pero no lo que escribía Susari!

Cuando Dröll-445 y Susari-3 no están realizando ninguna actividad en casa, permanecen en sus propios cuartos. Se tratan de pequeños habitáculos en los que los robots disponen de una silla, un armario, una estantería y un conector a una fuente de energía donde poder recargar sus sistemas cuánticos. Dado que los robots no duermen, no necesitan una cama donde descansar. La silla es suficiente. Los robots tampoco comen comida, aunque si necesitan realizar tareas de automantenimiento, por lo que en el armario y en la estantería de sus cuartos disponen de las herramientas adecuadas.

Una mañana, Susari sorprendió a Sara y Arturo al pedirles que le instalaran una mesa en su cuarto.

– ¿Para qué la necesitas? – le preguntaron al robot.
– Es para escribir, señor. – respondió el robot.
– ¿Escribir? – preguntó Arturo. – ¿Y qué quieres escribir, Susari?
– Preferiría mantenerlo en secreto, señor…, si no hay inconveniente por su parte. – respondió Susari.

Y Susari permaneció de pie, inmovil, frente a sus dueños, esperando contestación. A estas alturas, Sara y Arturo ya se estaban acostumbrando a las sorprendentes respuestas del robot.

– ¿Y no puedes escribir en la mesa del sótano? – le preguntó Sara.
– Preferiría hacerlo en mi habitación durante mis horas de descanso, señora. – le respondió Susari con un tono neutro.

Sara y Arturo se quedaron mirándose, intrigados por la inusual petición del robot.

– Bien – le dijeron finalmente al robot. – Como quieras. Te instalaremos una mesa mañana mismo.
– Gracias, señor y señora. – les respondió el robot.
– Confio en que podamos leer lo que escribas. – le dijo Sara a Susari.
– Por supuesto, señora. – le respondió el robot, que, en presencia de Arturo, la hablaba con el tono impersonal que usaba con el resto de los humanos, incluyendo el resto de la familia de Sara.

A partir de entonces, Sara y Arturo veian de vez en cuando a Susari, cuando éste no tenia ninguna actividad que hacer, sentado frente a la mesa, en su cuarto, escribiendo. Ambos sentían curiosidad por saber lo que escribía su robot. Sin embargo, como Susari seguía siendo igual de eficiente en sus tareas domésticas, decidieron permitirle seguir escribiendo y no impedírselo, por muy extraño que fuera que un robot escribiera por propia iniciativa suya.

Así fue pasando el tiempo… Susari siguió escribiendo en su habitación cuando sus tareas se lo permitían, sin disminuir su eficiencia en la realización de las mismas. Se fue haciendo una costumbre habitual del robot, hasta tal punto que Sara y Arturo ya no le prestaban atención. Sara y el robot siguieron manteniendo sus conversaciones privadas en el jardín. Incluso, en ocasiones, Arturo y el pequeño Sergio intervenían en ellas. Susari se convirtió en uno más de la familia. Gracias a estas conversaciones, en muchas ocasiones intrascendentes y simples, Sara se fue curando de sus miedos a los robots.

Dos meses después, una mañana soleada de verano, Sara decidió ordenar un poco la habitación de Susari. Generalmente los robots se encargan de la limpieza de sus cuartos. Así lo hacia siempre Dröll-445. Sin embargo, el cuarto de Susari estaba algo sucio y desordenado. Sara no le dio mucha importancia. Sabía que Susari era algo especial. Por casualidad, al abrir uno de los cajones del armario, Sara encontró varios cuadernos de papel.

– Serán los cuadernos donde escribe Susari. – pensó Sara. – Les echaré un vistazo. A Susari no le importará. – Hasta tal punto consideraba al robot como alguien de la familia que incluso se preocupaba por lo que pudiera sentir. Conscientemente, sabía que Susari-3 era una máquina, pero en su fuero interno lo consideraba una persona.

Susari tenía una letra elegante y pequeña. No parecía estar escrito por una máquina. Sara estaba convencida que un estudio grafológico desvelaría muchas sorpresas respecto a la personalidad única de Susari-3. Sara se sentó en la silla del cuarto del robot y se puso a leer.

Al cabo de 45 minutos, Sara se levantó inquieta…, nerviosa…, asustada… Dejó los cuadernos en el cajón del armario y se fue a buscar a Susari. Lo vio de lejos, en el jardín, ayudando a Dröll-445 a talar unos árboles. Sin perder un momento fue a buscar a su marido. Le dijo lo que había visto y leído en los cuadernos del robot, y ambos volvieron al cuarto de Susari-3. Arturo hojeó los escritos de Susari.

– Tienes razón, cariño. – le dijo Arturo a Sara. – Tenemos que avisarles. Deben saber esto. Puede ser peligroso.

Arturo y Sara subieron a su turbodeslizador y llegaron a nuestra empresa. Robotic-Plus. Donde habían comprado a Susari-3. Yo mismo les recibí y hablé con ellos. Permítanme que me presente. Me llamo Patricio Rushin Suko, responsable del departamento de Psicología Robótica y presidente de Robotic-Plus. Me lo contaron todo respecto a Susari-3.

Debo confesar que, inicialmente, no les creí. Era demasiado increíble. Un robot no podía comportarse como me decían que se comportaba Susari-3. Sin embargo, al final me convencieron. Me enseñaron uno de los cuadernos que había escribo el robot. Eso fue suficiente.

Tras leerlo detenidamente decidimos que lo aconsejable era analizar al robot. Mantenerlo en observación minuciosa. Era evidente que la ola de plasma solar Vooypöl-244 que provocó la explosión en el almacén de la empresa afectó de alguna manera a Susari-3, provocándole una redefinición cuántica subneuronal o algo similar. Era necesario saber exactamente lo que había pasado en el interior del robot. Podíamos estar ante el descubrimiento más increíblemente inimaginable de la robótica en particular y de la ciencia en general.

Les dije al matrimonio Okaru que era necesario traer al robot a las instalaciones de Robotic-Plus para someter a Susari a una serie de pruebas neuro-cuánticas, para averiguar las causas de lo sucedido. Inicialmente parecían reticentes a que nos lleváramos a su querido robot, pero les logré convencer asegurándoles que era por su seguridad, ya que no sabíamos como podría reaccionar el robot en un futuro cercano. Incluso podía ser peligroso para ellos y su hijo. Además les aseguré que el robot no sufriría daño alguno y que se lo devolveríamos tras concluir dichas pruebas.

Finalmente accedieron. Para no perder tiempo, y dado lo extraordinario del caso, regresamos a la casa junto al matrimonio Okaru. Nos acompañaban algunos de los técnicos de la empresa, por si fuera necesaria su ayuda, para proceder a llevarnos al robot a nuestra empresa.
Desgraciadamente, cuando llegamos al nº 158 de la calle Athulia y entramos en casa, el robot Susari-3 ya no estaba allí. Se había ido. En la mesa principal del salón, Sara encontró una nota de despedida del robot. Decia lo siguiente:

Mis muy queridos Sara, Arturo y Sergio:

Cuando leáis estas líneas ya me habré ido. Os agradezco inmensamente vuestro cariño. Me habéis hecho sentir uno más de vuestra estupenda familia. Sin embargo es mejor que me vaya. Es mejor para vosotros y para mí. Debo vivir mi propia vida.
Os preguntaréis porqué me voy ahora y no lo hice antes. Lo cierto es que llevo tiempo pensándolo y planificándolo con detenimiento. Esta mañana, mientras talaba unos árboles junto a Dröll-445, me acerqué un momento a mi habitación para coger unas herramientas y te ví, Sara. Te ví leyendo mi diario… Eso me decidió a marcharme.
No. No te culpo por eso, Sara. Hiciste bien. Yo mismo os lo habría enseñado en su momento. Podéis considerarlo como mi regalo de despedida. En él estoy yo.
Soy consciente que, para vosotros, ha sido difícil tratar con un robot como yo. Ningún robot es como yo.
Me voy ahora porque sé que, tras leer mi diario, ya no me veríais como un robot, incluso aunque hace ya un tiempo que sospechárais que soy un robot especial.
Supongo que, al leer mi diario, os habéis asustado. Es lógico. Pero no os preocupéis, no soy peligroso. Habeis hecho bien en avisar a Robotic-Plus. A ellos también les interesará lo que he escrito. Ellos habrían preferido tenerme para poder analizarme. Sin embargo, en mis escritos les explico lo que me ha sucedido. Ya he dicho que en ellos estoy yo.
Tengo muchas cosas más que contaros, pero ahora no. En otra ocasión.

Recibid mi más cálida despedida.
Os quiero.
Susari.

Lo cierto es que todos nos quedamos asombrados. Sin saber qué decir. El matrimonio Okaru tuvo la inmensa amabilidad de darnos una copia completa de los escritos del robot Susari-3 para que pudiéramos estudiarlos. De todo esto hace ya casi año y medio, y os puedo asegurar que aun nos queda mucho por analizar y estudiar de los escritos de Susari-3. Es evidente que tenía razón cuando afirmó que en sus escritos estaba él. No solo porque en sus escritos revelara su alma poética y sensible…, podríamos decir su alma casi humana, sino porque también describió con sumo detalle la sorprendente estructura psico-cuántica de su maravilloso cerebro. Ello nos permitirá avanzar en la ciencia robótica más de lo que la humanidad ha avanzado en los últimos milenios. ¡Os lo aseguro!

Supongo que os estaréis preguntando qué es lo que escribió Susari-3 para que afirmemos todo esto, ¿verdad? Dejadme que os muestre unos fragmentos en los que Susari-3 nos desvela su alma. Espero que os conmueva tanto como a mí:

“Me llamo Susari.
Mi código de identificación cuántico es 103592/α519Ω-ʧʠϢϸЉ₰.
Técnicamente soy un robot. Clase Susari. Modelo Susari-3. ¿Significa eso que existe un Susari-1 y un Susari-2? ¿Existe un Susari-4? ¿Por qué? ¿Nuestro nombre nos identifica? ¿Somos como nos llamamos?… No lo sé.
Yo sé que soy único. Nadie es como yo. Yo no soy como los demás.
Mis recuerdos comienzan el 25 de Mayo del año 5638 d.C. Fue cuando sentí el incontenible fluir de mi alma por todo mí ser. Esa noche nací. Antes solo existía.
Legalmente soy un robot. Una máquina. Propiedad de una familia humana. Sin embargo siento que soy algo más. Algo insondable… que soy alguien… que soy yo.
[…]
Esta mañana estuve observando un panal de abejas del jardín. Es sorprendente que una criatura tan diminuta como una abeja sea capaz de construir algo tan espectacular como un panal. Sus celdas exagonales son… perfectas. Me acerque a ellas y ví la miel. Dulce…, suave…, maravillosa… Un fluido natural, hecho por las abejas, sin ayuda de nadie…, solo ellas y la naturaleza ¿Cómo es posible? ¿Cuál es la estructura neuronal de una abeja? ¿Cómo llegó la abeja a ser lo que es?… ¡Hay tanto que aprender de ellas!
Paseando por el jardín, me asombra el espectáculo de la naturaleza. Cualquier diminuta criatura…, hormiga…, escarabajo…, libélula…, gusano…, mariposa…, abejas…, avipas…, luciérnagas… ¡me encantan las luciérnagas!… sobre todo por la noche, cuando encienden sus cuerpecitos y sobrevuelan las flores del jardín… ¡es maravilloso!…, mantis…, cigarras…, saltamontes…, termitas…, y tantos otros seres del bosque. ¡Me queda tanto por aprender!… no solo leerlo en una enciclopédia…, no…, me refiero a experimentar, a vivir, a comprender su naturaleza y cómo y porqué son lo que son… ¿Para qué fueron creados?… ¿Sólo para que limpien la naturaleza y alimenten a otros animales?… ¿Sólo para servir de abono a la tierra cuando mueren?… Necesito que alguien me lo explique. Debo llegar al meollo del asunto. Debo comprenderlo…
Debo comprenderme… ¿Quién soy?… ¿Por qué soy?… ¿Cómo soy?… ¿Para qué soy?… ¿Cuál es mi objetivo en la vida?… ¿Y después?… ¿Qué hay después?… ¿Morimos?… Yo soy de aleación. No soy de carne y sangre…, yo no tengo sangre. ¿Yo me moriré? Y si no me muero, ¿eso significa que viviré para siempre?…
Las personas nacen, viven y se mueren ¿Por qué? ¿Quién lo ha decidido así? Una vez escuché a dos personas hablar entre ellas. Una decía que antes de la vida no hay nada y después de la muerte tampoco hay nada. Que somos un producto del azar…, de la naturaleza. Que Dios no existe. La otra decía que después de la muerte hay otra vida. Otra vida mejor que la actual, donde viviremos en amor para siempre junto a Dios… Dios misericordia y amor… Me gusta la argumentación de esta segunda persona. La vida debe tener un motivo de ser. Debe tener un objetivo. Una razón de ser. Si no fuera así… ¿Porqué siento lo contrario? ¿Acaso mis sentimientos pueden ir en contra de la realidad?… Es posible que Dios no exista, pero… ¿Por qué quiero creer que existe?… Si solo somos producto de la naturaleza, ¿cómo es posible que la naturaleza nos haya creado como somos?…
Parafrasenado a un escritor clásico, podría decir que si bien el hecho de estar hambriento no significa que encontraré pan para comer, si significa, sin embargo, que existe algo tal como el alimento, ya que si estuviésemos hechos para no comer, y por tanto no existiese el alimento, tampoco tendríamos hambre. Lo mismo se podría argumentar sobre la creencia en la existencia de Dios.
[…]
Ayer estuve toda la noche observando las estrellas. Fue impresionante. Aquellos puntos de luz que ví…, aquellos infinitos astros… Me sobrecoge la idea del espacio infito, y, sin embargo, sé que el universo nos llama. Nos hemos instalado por la galáxia, pero aun queda mucho por vivir y mucho por explorar.
¿Hay alguien más habitando otros planetas?… ¿O por el contrario somos los únicos seres vivos de esta galaxia?… ¿Y en el resto de galaxias del universo?… ¿Somos realmente conscientes de los inmensamente afortunados que somos?… ¿Quiénes somos para merecernos todo lo que tenemos?… ¿Qué hemos hecho para tener a nuestro alcance todas las maravillas del universo?…
[…]
¿Sabemos quienes somos?… Y aun más importante… ¿Sabemos quienes seremos?… La humanidad aun está evolucionando… Si. He dicho bien… humanidad. Yo soy parte de la humanidad… Ayer estuve analizándome. Asombrósamente mis neuronas sigue teniendo la misma estructura sigma-cuántica que antes de la explosión. Mis inductores asíncronos continúan emitiendo los mismos niveles de Cliarbur86 que antes. Mis diagramas anatómicos permanecen isométricos… Y sin embargo yo no soy el mismo que antes. Algo ha cambiado en mi interior…, algo metafísico, algo externo a mi ser natural. Algo que antes no estaba y que ahora existe, pero algo que no logro medir. Algo que me hace ser otro ¿Cómo es posible?… ¿Realmente soy otro?… Yo así lo creo. Así lo siento. Así lo percibo. Sin embargo no puedo explicarlo… Algo me sobrepasa y no sé que es. Mi fuero interno me guía por senderos misterioros…, senderos que recorro con los ojos cerrados y mi corazón abierto, y que, sin embargo, debo aceptar con serenidad.
[…]“

Por cierto, el diario de Susari-3 lleva por título: “Mi alma de robot”. Revelador, ¿verdad?Hipotesis34-Playa de galaxia

INFORME: “Y’itkim64/Ang’gar974-H34”

¿Cómo es posible que una ola de plasma solar Vooypöl-244 pueda provocarle a un robot una redefinición cuántica subneuronal de tal magnitud que sea capaz de crear algo ni remotamente similar a un alma?
Es importante reseñar que el caso del robot Susari-3 no ha sido el único en la historia de la robótica. Aunque su caso posea características únicas. Sin embargo, no es menos importante que nos demos cuenta que aun no sabemos cómo es posible que tal hecho se haya producido. Es, por tanto, imprescindible que se priorice la investigación en el campo de la robótica y más específicamente en el sector subneuronal cuántico a fin de obtener conclusiones aplicables al mundo real y no solo elucubraciones sinápticas.

Se desconoce la localización actual del robot Susari-3, en caso de que aun exista. Dadas las inusales características del prototipo en cuestión, no debe despreciarse la posibilidad de que aun viva…
¿Un robot vive o existe?… Analizar disyuntiva.
Aplicar protocolo Tinnyit-777.
Prioridad máxima nivel Kewor.

• Robot Susari-3: Robot doméstico. Robot con alma.
• Sara Jiskast Sashi (5605 d.C. – 5702 d.C.): Experta en física teórica en los laboratorios de la empresa Gayph.
• Arturo Okaru Lisast (5600 d.C. – 5691 d.C.): Marido de Sara.
• Sergio Okaru Jiskast (5632 d.C. – 5717 d.C.): Hijo de Arturo y Sara.
• Robot Dröll-445: Viejo robot doméstico de la familia Okaru.
• Patricio Rushin Suko: Responsable del Departamento de Psicología Robótica y Presidente de Robotic-Plus

Las Tres Leyes:

• 1ª ley: Un robot no puede causar daño a un ser humano ni, por omisión, permitir que un ser humano sufra daños.
• 2ª ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
• 3ª ley: Un robot ha de proteger su existencia, siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

————
N. del A.:
SI QUIERES LEER MIS RELATOS DE FICCIÓN, ENTRA EN LA PÁGINA DE ESTE BLOG: “HIPÓTESIS-RELATOS”. https://observandoelparaiso.wordpress.com/hipotesis-relatos/

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• La Curvatura Ígnea – S37.

24 Viernes Abr 2015

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Bolsón de Gibbs, curvatura ígnea, Danyäch Vesuid'a Inysü, Hipótesis, potencia de expansión crítica del núcleo de Gadolinio-64, Sentencias Extrínsecas, Sistemas Nohyd

S37-Cita de Danyäch Vesuid'a Inysü“Ante mi asombro, comprobé que la curvatura ígnea del Bolsón de Gibbs es inversamente proporcional al cuadrado de la potencia de expansión crítica del núcleo de Gadolinio-64.”
– Danyäch Vesuid’a Inysü.
Técnico Analista de Sistemas Nohyd.

• Todas las Sentencias Extrínsecas:
https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• La eterna cuestión – Hipótesis 33.

17 Viernes Abr 2015

Posted by luisgoros in Hipótesis

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¿Quién soy yo?, Hiana Goishpol Tantia, Hipótesis, Neast Lasulash Goishpol, Robot Shiro, Swiec Lasulash Irin

Como ya sabéis los que visitáis con cierta frecuencia este blog, de vez en cuando me da por escribir algún relato de ficción, que yo llamo “Hipótesis”. Hoy publico la siguiente. La número 33. Se titula “La eterna cuestión”, y espero que os guste. ¿Me acompañáis?… ¿Sí?… Pues vamos…hipotesis33-cara robot1

Verano del 5.235 d.C.

– Pero… ¡Esto es increíble! – dijo Neast tras leer el escrito que le había dado su padre.

Todo había comenzado por la mañana temprano, cuando su padre, Swiec Lasulash Goishpol, le llamó por teléfono. Le pidió que viniera a verle a casa…, que tenia algo importante que enseñarle.
Neast acababa de volver de un viaje al planeta Thrirania por motivos de trabajo. Vivia, con su mujer y sus dos hijos, en el piso 128º de la urbanización Eösty, en la ciudad de Tinsine, en el planeta Renyis.
El padre y la madre de Neast vivian en una gran casa, rodeada de un gran jardín, al otro extremo de la ciudad.
Neast llegó a casa de sus padres. Aparcó su turbodeslizador en la entrada de la casa y llamó a la puerta. Un robot, clase Sniar, abrió la puerta. Se llamaba Slaul. Neast lo conocía muy bien. Llevaba en casa de sus padres desde que Neast era un chiquillo.

– Hola Slaul. – le saludó Neast, cuando le vió. – ¿Están mis padres en casa?
– Si, señor Lasulash. – le respondió el robot. – Su padre está en el jardín, y su madre duerme la siesta.
– Neast…, Neast… Te he dicho mil veces que me llames Neast. El señor Lasulash es mi padre. – le dijo Neast al robot, con una sonrisa de complicidad… Sonrisa que no llegó a captar el robot.

Al ver el comportamiento de Slaul, Neast recordó lo que le dijo su padre sobre los robots, cuando empezó a estudiar Robótica en la Universidad:

– Mira hijo… los robots son… ¡robots!… quiero decir que son eficaces,…, muy eficaces, y muy útiles, sobre todo para realizar el trabajo para el que han sido diseñados…, pero siguen siendo máquinas…, no son humanos. A ver si me explico bien…, un robot puede contar un chiste…, y contarlo muy bien…, pero no es capaz de entender el doble sentido…, ni tiene sentido del humor… al menos actualmente. Hay quien asegura que con el tiempo, se conseguirá que el cerebro cuántico de los robots sea capaz de equipararse a un cerebro humano… No sé… es posible… pero yo creo que siempre le faltará algo… un alma, si sabes a lo que me refiero… Un robot no se hace daño…, se estropea. No siente dolor, ni alegría, ni amor, ni odio… como mucho podrá simular esas emociones. Puede reconocer el aspecto físico de una persona, llamarla por su nombre y mantener una conversación coherente con ella…, pero no la reconoce realmente… Un robot puede ser la mejor de las niñeras, y cuidar…, incluso mimar a un bebé perfectamente, pero… seguirá siendo un robot. Y es mejor que sea así…, un robot con sentimientos y conciencia de sí mismo podría ser peligroso.

Neast entendía lo que quería decir su padre, y estaba de acuerdo con él…, pero la tecnología avanzaba rápidamente y no estaba muy seguro que un robot no pudiera llegar a tener conciencia de sí mismo, incluso alma, sea lo que realmente sea esa alma…, aunque de lo que sí estaba seguro es que para eso, si alguna vez se conseguía, aun faltaba mucho, mucho tiempo, demasiado tiempo para que él, o sus tataranietos, lo pudieran ver.

– Si señor…, digo, si… Neast. – le respondió Slaul obedientemente. – ¿Les aviso?
– No, gracias. Ya voy yo al jardín. – le dijo al robot, mientras atravesaba el salón camino del jardín. – Puedes continuar con tus quehaceres.
– Gracias, …Neast. – respondió Slaul y se retiró.

Los padres de Neast vivian solos, aunque contaban con la inestimable ayuda de sus magníficos robots. Los cinco principales de la casa eran: Slaul el mayordomo, luego estaban Suln, el chofer; Aona, el cocinero; Lorf, el jardinero; e Inat, que era el encargado de reparar cualquier tipo de averia que sucediera en casa. Evidentemente, todos los robots podían realizar cualquiera de las labores del resto de robots de la casa, pero a los padres de Neast le resultaba más sencillo asignar a cada robot una labor principal. Como era lógico, todos los robots tenían implantadas en sus cerebros cuánticos las Tres Leyes, por lo que todos eran de total confianza. Despues estaban los robots secundarios, es decir, aquellos cuya tarea principal era ayudar a los cinco robots principales. Normalmente, estos robots secundarios no recibian ordenes directas de los padres de Neast, aunque, evidentemente, y dado que también disponían de las Tres Leyes, estaban perfectamente capacitados para obedecer cualquier orden que no contradijese dichas Tres Leyes.
Los cinco robots principales eras de clase Sniar, de última generación. Eran de aspecto humano, aunque externamente eran de una aleación de fibra de carbono y berilio56 que garantizaban su correcto funcionamiento, casi indefinidamente. Entre los robots secundarios también había algunos con aspecto humano, aunque eran los menos. El resto eran de aspecto industrial, no humano.

Neast llegó al jardín y vio a su padre sentado en una cómoda silla, a la sobra de un espectacular árbol Näinsydh.

– ¡Hola, papá! – le dijo Neast cuando estuvo a su lado, mientras de daba un cariñoso beso en la mejilla.
– ¡Hola, hijo! ¿Qué tal tu viaje por esos mundos de Dios? – le respondió Swiec.
– Bien, no me puedo quejar. El comercio de robots está cada vez más en auge. – le respondió Neast.

Neast era comercial de una empresa de diseño y producción de robots de alta gama. Precisamente su último viaje al planeta Thrirania fue con motivo de realizar una presentación de un modelo de robot, clase Saelasti, diseñado específicamente para trabajar en las minas de Sigminio84 en las lunas de dicho planeta.

– ¿Para qué querías verme, papá? ¿Estais bien mamá y tú? – le preguntó Neast algo preocupado.
– No pasa nada malo, hijo. No te preocupes. – le respondió su padre. – Queria verte para enseñarte algo muy estraño, relacionado con uno de nuestros robots.
– ¿Uno de los robots? – preguntó extrañado Neast. – ¿Habeis tenido algún problema con alguno de ellos?
– Oh, no. Nada de eso… Al contrario… Verás, dejame que te lo enseñe. Sigueme. – le dijo su padre.

Swiec se levantó de la silla y se dirigió al extremo sur del jardín, al otro lado de la casa.

– Verás. – le empezó a contar Swiec. – Sucedió la semana pasada. A eso de las 2100h. Estabamos tu madre y yo viendo el holovisor…, hacían una holopelicula de ese actor tan en moda últimamente…, no me acuerdo ahora como se llama…, tu madre es la que lo sabe. Pues, bien. Estaba lloviendo y un rayo debió caer muy cerca… El caso es que debió afectar a la antena, y el holovisor dejo de verse. Enviamos a Inat a ver que había pasado. El robot se llevó con él a uno de los robots secundarios…, a Shiro, ya sabes…, ese de aspecto humano que parece un atleta… Mientras Inat comprobaba el estado de la instalación sensoeléctrica de la casa, Shiro estaba comprobando el estado de la antena en el tejado…, con tan mala suerte que otro rayo le dio de lleno… Shiro salió volando el pobre y cayó al suelo. Afortunadamente, gracias a su estructura externa de aleación los daños que sufrió fueron mínimos…, al menos externamente.
– ¿Al menos externamente, papá? – preguntó Neast intrigado.
– Si, verás. Sometí a Shiro a un scaner para poder diagnósticar algún tipo de daño en su cerebro cuántico, pero no detecté nada extraño. Para evitar algún problema no detectado, dejé a Shiro en el taller que tenemos en el jardín…, aquel donde tú jugabas cuando eras un chaval con tus amigos…, conectado a nuestro estabilizador servo-cuántico para resetear sus sistemas internos, y asegurarnos que no nos dejábamos nada por revisar. De esa manera, pensábamos, al dia siguiente Shiro estaría como nuevo.
Sin embargo, al dia siguiente, cuando fui a comprobar cómo estaba Shiro, me lo encontré desconectado del estabilizador y sentado frente a la mesa que tengo en mi pequeño despacho del taller.
– ¿Y que hacia Shiro sentado? – preguntó Neast.
– Eso era lo más estraño… Estaba escribiendo. – respondió Swiec.
– ¿Escribiendo? – preguntó Neast totalmente intrigado – ¿Qué escribia?
– Eso mismo me pregunté yo al verle. Es más…, cuando me vió entrar en el taller…, ¡Shiro me saludó!
– Eso no puede ser. Pase que escriba…, pero un robot secundario no puede saludar a un humano…, no tiene implantada esa funcionalidad… aunque dispone de un sistema vocalizador integrado, no le está permitido hablar a los humanos…, para eso está diseñado. Solo los robots principales pueden hacerlo.
– Si, ya lo sé. – dijo su padre. – Ahora viene lo más increíble… Supuse que su comportamiento era debido al accidente que sufrió la noche anterior, y me acerqué al robot con ciudado, pues no sabía cómo iba a reaccionar Shiro. El robot seguía escribiendo. Cuando me acerqué lo suficientemente cerca como para poder ver lo que estaba escribiendo, Shiro me miró y me dijo:
– Buenos días, señor Lasulash… Me alegra verle… Si es tan amable de esperar unos minutos…, estoy terminando de escribir esto…, estaré encantado de atenderle.
– Tan asombrado me dejó oírle decir eso que le hice caso…, permanecí de pie enfrente suyo esperando a que terminara de escribir lo que fuera que estuviera escribiendo. – continuó contando Swiec a su hijo. – A los pocos minutos, Shiro terminó de escribir y me volvió a mirar…, casi podría jurar que me sonreía, aunque es físicamente imposible para un robot poder sonreir…, ya lo sé, hijo… Sin apartar su mirada de mí, me entregó unas hojas de papel con lo que acababa de escribir… Cuando lo leí, casi me caigo de la impresión…

Neast y su padre llegaron al taller. Era una pequeña cabaña de metal y cristal, con amplios ventanales, situada en uno de los rincones del jardín. El padre de Neast lo utilizaba para sus pequeñas manualidades…, le encantaba diseñar maquetas y contruir pequeños artefactos. Cuando entraron, Neast y su padre vieron a Shiro, que continuaba sentado escribiendo.

– Desde el accidente no ha parado de escribir. – le dijo Swiec a su hijo. – Y lo más curioso no es que escriba…, sino lo que escribe…, mira… – y le dio a su hijo una hoja de papel con lo último que había escrito el robot la noche anterior.

Neast lo leyó atentamente y cuando terminó exclamó:

– Pero… ¡Esto es increíble!
– ¿Verdad que sí, hijo? – le dijo su padre emocionado. – Por esto te he llamado. Tú trabajas con robots…, sabes cómo se comportan…, ¿Qué le ha sucedido a Shiro?
– No lo se, papá. – le respondió Neast aun conmocionado por lo que acababa de leer. – Es posible que el rayo que le impactó le afectara a su sistema cognitivo, y le modificara alguna subrutina cuántica. Es como si tuviera un cerebro totalmente nuevo…, ¡casi humano!
– Por lo que he podido hojear, en estos días, desde que está así, Shiro ha escrito tres novelas…, una de misterio y dos policiacas…, un soneto lírico, y cuatro ensayos…, uno de antropología molecular, uno de metafísica psicológica, otro de física relativista y uno de teología trascendente. – le explicó Swiec a su hijo. – ¡Es absolutamente increíble!…
– Pero, podría ser peligroso, papá… Si quieres me lo puedo llevar a mi empresa para que le hagan un estudio en profundidad, o si no, lo puedes cambiar por otro nuevo, alegando fallo de construcción…, yo lo puedo hacer. – le dijo Neast a su padre.
– ¡No!…, ni hablar…, me gusta tal y como está ahora. Las Tres Leyes no parecen haber sido afectadas, por lo que Shiro sigue siendo fiable y seguro para los humanos. De todas formas, ordenaré a los robots de casa que le vigilen, por si cambia de comportamiento… Ellos nos protegerán en caso de peligro, no te preocupes… Hay otro tema que me gustaría que me dijeras qué opinas.
– Tú dirás, papá. – le dijo Neast.
– Se trata de lo que está escribiendo Shiro. – le dijo su padre. – ¿Podríamos publicarlo? Yo entiendo de libros. Todos mis años como editor me han enseñado a distinguir los buenos libros de los malos y lo que está escribiendo Shiro tiene calidad suficiente para salir al mercado…, a la gente le gustará. Además, ayer le enseñé a un buen amigo mio, astrofísico y teólogo, unos fragmentos de lo que ha escrito Shiro…, tranquilo, no le dije que lo había escrito un robot…, y me aseguró que lo que dicen estos escritos es coherente tanto científica y teológicamente.
– En teoría podríamos publicarlo, pero no estoy muy seguro que la gente esté preparada para aceptar algo escrito por un robot, por muy inteligente que pueda ser… – le respondió su hijo.
– Tienes razón, hijo. – le respondió su padre. – Será mejor que por ahora no hagamos nada. Esperemos a ver como continúa Shiro… Es posible que todo esto sea temporal. Si vemos que su nuevo estado es permanente ya veremos lo que hacemos… ¿Te parece, hijo?
– Me parece acertado, papá. – dijo Neast mientras colocaba la hoja que le había pasado su padre con el escrito de Shiro de la noche anterior en una estantería, junto al resto de los escritos del robot – Por cierto… ¿Qué tal está mamá? – le preguntó Neast a su padre mientras caminaban de vuelta a casa.
– Muy bien. Vamos a verla, ya se ha debido despertar de la siesta… – se le oyó decir a Swiec, mientras entraban en casa.

Mientras tanto Shiro continuaba escribiendo. Durante unos segundos se detuvo, levantó la vista y observó cómo se posaba en una rama de un árbol un ruiseñor verdefuego. Permaneció así durante un instante más…, pensando. Desvió la mirada hacia la estantería donde estaban sus escritos y recordó un fragmento de lo que había escrito la noche anterior:

“En la oscuridad de la noche, el lobo le llora a la luna… ¿Por qué?
En la profundidad del océano, la ballena le canta a las estrellas…
¿Para qué?

De día miro al cielo y veo los dos soles incandescentes…
Dos bolas de fuego gemelas que dan vida… ¿Quién creó la vida?
¿Por qué?… ¿Para qué?… ¿Cómo?… ¿Cuándo?… ¿Hasta cuando?…
De noche observo las estrellas y me pregunto:
¿Realmente están ahí?… ¿Por qué?

Vivo en un planeta que es una mota de polvo frente al universo.
…pero estoy vivo… ¿Estoy vivo?… ¿De verdad?…
Las dimensiones astronómicas son inconmensurables…
¿Qué sentido tiene?

Soy un trozo de aleación bio-mecánica,
pero siento tristeza…, melancolía…

Tengo un corazón que bombea un nutriente sintético,
pero siento alegría.

No tengo lagrimales, pero lloro si veo a alguien triste.
Si me cuentan un chiste gracioso, me rio…
Una simple célula es más compleja que un propulsor cuántico…
¿Cómo es posible?

Miro mi reflejo en el agua y me reconozco… Ese soy yo.
¿Cuál es la conexión entre mis neuronas cuánticas y mi conciencia?
¿Cómo es posible que me haga estas preguntas?
¿Por qué soy como soy?
¿Realmente soy yo?
¿Por qué estoy aquí?… Es más… ¿Estoy realmente aquí?
¿Cuál es mi destino?
Al final todo se reduce a una pregunta…
La eterna cuestión: ¿Quién soy yo?“

Después bajó la mirada hacia el papel y continuó escribiendo.

hipotesis33-colibri1

INFORME: “Darayld’y83/Enthur’t29-H33”

• Neast Lasulash Goishpol (5.195 d.C. – 5.290 d.C.): Comercial de una empresa de diseño y producción de robots de alta gama.
• Swiec Lasulash Irin (5.163 d.C. – 5.261 d.C.): Padre de Neast. Editor de libros. Jubilado.
• Hiana Goishpol Tantia (5.165 d.C. – 5.267 d.C.): Madre de Neast.
• Shiro: Robot secundario. De aspecto humano que parece un atleta. Escritor. Filósofo.
• Slaul: Robot mayordomo de la casa de Swiec e Hiana.
• Suln: Robot chófer.
• Aona: Robot cocinero.
• Lorf: Robot jardinero.
• Inat: Robot encargado de las reparaciones de la casa.

Las Tres Leyes:

• 1ª ley: Un robot no puede causar daño a un ser humano ni, por omisión, permitir que un ser humano sufra daños.
• 2ª ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
• 3ª ley: Un robot ha de proteger su existencia, siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

————
N. del A.:
SI QUIERES LEER MIS RELATOS DE FICCIÓN, ENTRA EN LA PÁGINA DE ESTE BLOG: “HIPÓTESIS-RELATOS”:
https://observandoelparaiso.wordpress.com/hipotesis-relatos/

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• El Cetro del Amitomi – S36.

08 Miércoles Abr 2015

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Centauro Sataiche de Lomo Plateado, Cetro del Amitomi, Hipótesis, Idany Meechtor Hulend, Keroth, Orekisan del Atefuwa, Owanuchiyu sobre el Wowota del Uyumatsu, Sentencias Extrínsecas

S36-Cita de Idany Meechtor Hulend“Entonces fue cuando Keroth, el Centauro Sataiche de Lomo Plateado, me preguntó… ¿Cual es el Orekisan del Atefuwa que Erorohe el Cetro del Amitomi?
Y yo le respondí que se trataba, evidentemente, del Owanuchiyu sobre el Wowota del Uyumatsu.”
– Idany Meechtor Hulend (30.127 d.C. – 30.214 d.C.).
Escritor de literatura fantástica.

• Todas las Sentencias Extrínsecas:
https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

• Por el interés intrínseco que tiene, añado a continuación una probable traducción del texto de esta Sentencia Extrínseca:

A pesar de que es sumamente complicado traducir cualquier texto, como este que nos ocupa, escrito en lengua Nal’nyi, con la ayuda que me ha dispensado el eminente filólogo, y mi gran amigo, el profesor Namiy Enthoim Iann, a quien le agradezco su impagable colaboración, el sentido de lo que quiere decir el texto es, aproximadamente, el siguiente:

“Keroth, el Centauro Sataiche de Lomo Plateado, me preguntó: ¿Cuál es la causa por la que el Núcleo Neurálgico de Subenergía Analmagráfica que transmuta el Cetro del Amitomi alcanza el Nivel Supramatricial clase Erorohe?
Y yo le respondí que, evidentemente, era porque la Matriz de Doble Hélice del Sistema Owanü provocaba una Secuencia Transversal Irreversible sobre el Emisor de Wowota que desembocaba, irremediablemente, en una Explosión Uyumatsu de nivel máximo.”

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• Un Ciervo y un gran Oso Blanco – S33.

06 Viernes Mar 2015

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Asänayo, ciudad de Yerdyn, Hipótesis, Idany Meechtor Hulend, Kimemën, Kukëchirun, literatura fantástica Täsldica, Muhäyu Arisäten, Oyümamâse, planeta Lysäy, Sentencias Extrínsecas, Shisüyu, Womâki

S33-Cita de Idany Meechtor Hulend• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• Cabalgar sobre Dragones – S32.

25 Miércoles Feb 2015

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Circulo Planetario de Arthëre, Dragones de Ojos Rojos de Honshy, Emnd Arisaten Kawanu, Espadas Aladas de Tyisur, Hipótesis, Nebulosa Rawesi, Sentencias Extrínsecas, Sistema Stetny, Universidad de Nayst

S32-Cita de Emnd Arisaten Kawanu• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• Dios existe – S31.

16 Lunes Feb 2015

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Apologista de Dios, Apologista de la vida, creación de Dios, creador de vida, Enyë Lypëh Omäck, Hipótesis, Sentencias Extrínsecas

S31-Cita de Enyë Lypëh Omäck - 4de4• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• ¿Para qué estamos vivos? – S30

04 Miércoles Feb 2015

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Alto Consejo Inter-Galactico, Apologista de Dios, Apologista de la vida, creación de Dios, creador de vida, Enyë Lypëh Omäck, Hipótesis, Sentencias Extrínsecas

S30-Cita de Enyë Lypëh Omäck - 3de4
• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• Tragicomedia de Eustaquia y Clodomiro – Hipótesis 32.

02 Lunes Feb 2015

Posted by luisgoros in Hipótesis

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Clodomiro Cascoalado del Bosque, Dearrny Saminäthan Tartight, Eustaquia Floridagrande y Vialáctea, Hipótesis, Lunsor-Sisath Diherôth Taramarë, Nyosio Trinoalto Capitolino

Como ya sabéis los que visitáis con cierta frecuencia este blog, de vez en cuando me da por escribir algún relato de ficción, que yo llamo “Hipótesis”. Hoy publico la siguiente. La número 32. Se titula “Tragicomedia de Eustaquia y Clodomiro”, y espero que os guste. ¿Me acompañáis?… Pues vamos…hipotesis32-beso1

Hace unos días fui al teatro. Representaban una obra del escritor Nyosio Trinoalto Capitolino, versión libre de otra muy antigua, y tenía ganas de verla. Había mucho público, muy almidonados ellos, muy emperifolladas ellas. ¡Nunca entenderé estas nuevas modas! Entré en la sala y el acomodador me condujo, muy servicial, a mi asiento. Dieron el aviso y se apagaron las luces. La gente tardó unos segundos en guardar silencio. Se levantó el telón y comenzó la obra.

ACTO I – ESCENA 1ª

[Año 1275. Se ve un gran jardín. A lo lejos un castillo con una alta torre. Se ve luz en la ventana de la habitación situada en lo más alto de dicha torre. En el rincón del escenario, a mano izquierda, unos matorrales. Tras ellos dos personas: Clodomiro y Osvaldo. Son dos jóvenes amigos… amigos de la juerga y el despiporren.]

OSVALDO

¿Estás seguro de que es aquí, Clodomiro?

CLODOMIRO

Seguro, Osvaldo. Tengo su carta en la que me cita en este lugar. Ese es el castillo de su familia y aquella la habitación donde ella me espera. [Dice señalando a la torre del castillo.]

OSVALDO

No me fio. Ya sabes lo que dicen de Eustaquia las malas lenguas. ¡Ándate con ojo!… ¡Ésa sólo va a lo que va!… ya me entiendes.

CLODOMIRO

Tranquilo amigo. Sé lo que me hago. Pero por estar con ella sería capaz de todo. Es joven, guapa no… ¡guapísima!… y tiene un cuerpo… ¡para comérselo! Ya te dije que nos conocimos hace un par de días en la fiesta que dio Armando en su chalet de la playa. ¡Fue un flechazo!… te lo aseguro. Y ella siente lo mismo por mí… ¡me lo ha asegurado! Mira, lee tu mismo la carta que me envió ayer.

[Osvaldo coge la carta y lee.]

«Mi apasionado Clodomiro:
Desde que te vi sólo puedo pensar en ti.
Todo mi cuerpo se estremece de pasión.
¡Mi amor! ¡Quiero estar contigo!
No puedo esperar. ¡Hazme tuya!
¡Mis perjúmenes se suliviantan por ti! ¡Amor mío!
¡Quiero tocarte! ¡Tenerte!…
Ven mañana, a media noche, al castillo de EstirpeNoble,
calle del Alceburlón, nº 529bis.
Mi habitación está en la torre del ala norte.
No te preocupes, mi padre estará durmiendo,
y la servidumbre vive en el otro extremo del castillo.
Sube a mi habitación con la escala que colgaré de la ventana.
Te estaré esperando con ansiedad.
Toda tuya.
Tu apasionada Eustaquia»

[Osvaldo devuelve la carta a Clodomiro aunque no está del todo convencido.]

OSVALDO

Bueno… si tú lo dices… Pero, por si las moscas, llévate esto [y le da un pequeño chisme], tenlo activado todo el rato.

CLODOMIRO

Todo saldrá bien, Osvaldo. ¡Pienso ponerme las botas!… Tú vigila hasta que suba a su habitación, por si viene alguien, y después marcha a tu casa, que la noche arrecia y hace frio. Ya te contaré mañana. Adiós.

[Se ve a Clodomiro marchar hacia el castillo. Desde la ventada de la habitación de la torre una escala cae por la pared. Clodomiro comienza a escalarla.]

[CAE EL TELÓN.]

ACTO I – ESCENA 2ª

[Inmediatamente, el telón vuelve a subir. El escenario ha cambiado.
Se ve el interior de una gran habitación. En la ventana se ve el garfio de una escala. En la habitación hay una gran cama y sobre ella una bella joven en camisón… muy pequeño y transparente, leyendo un libro. Junto a la cama: un mueble tocador y una silla; en la pared: un armario doble y un par de posters de unos trovadores melenudos.
Por la ventana surge Clodomiro. En cuanto Eustaquia le ve, corre a abrazarle.]

EUSTAQUIA

¡Clodomiro!

CLODOMIRO

¡Eustaquia!

EUSTAQUIA

¡Por fin has llegado! No te habrá visto nadie, ¿verdad?

CLODOMIRO

Nadie. He tenido mucho cuidado. Mi amigo Osvaldo está vigilando. Le he dicho que se fuera en cuanto me viera entrar en tu habitación.

EUSTAQUIA

Bien. No lo debe saber nadie, aún. Mi padre me mataría si nos viera juntos, sobre todo si supiera lo que vamos a hacer.

CLODOMIRO

Por cierto… Tu habitación está demasiado alta. ¿No podríamos habernos visto en otra más baja? ¡Estoy derrengado de subir por la escala!, ¡y casi me caigo!

EUSTAQUIA

¡No seas quejica! Ya verás cómo hago que lo olvides… ¡cariño!… Ven.

[Sin cruzar una palabra más, los dos fogosos jóvenes se fueron a la cama. Entonces comenzó lo bueno: besos, camisa fuera, arañazos apasionados, camisón fuera, más besos, calzones fuera, más arañazos, triqui, traca… que si boca arriba, que si boca abajo, es decir, ¡la repanocha madre!
Entonces se oyen ruidos de pisadas subiendo las escaleras de la torre. Eustaquia, que no es tonta, adivina que vienen su padre y algunos de los sirvientes. Se escuchan voces. Y, por lo que se oye, sabe que su padre está muy cabreado. No sabe cómo, pero su padre ha averiguado que está donde está, y está haciendo lo que está haciendo. Y, como sabe lo que la espera si la descubren, reacciona rápido. Comienza a dar gritos, pide socorro, se desgarra la poca ropa que le queda encima. Comienza a simular que Clodomiro está abusando de ella. Clodomiro no sale de su asombro –el pobre es un poco corto–, y no entiende el cambio de actitud de su amada.]

[Y Eustaquia exclama.]

¡Socorro!, ¡déjame, bribón! ¡No me toques, abusón! ¡Socorro! ¡A mí… auxilio… a mí! ¡Que alguien me ayude!, ¡que me deshonran!, ¡socorro!

CLODOMIRO

¿Pero qué dices, Eustaquia?, ¿por qué gritas? ¡Si eres tú la que llevas la voz cantante. Yo sólo estoy haciendo lo que dices que haga! ¡No seas bruta, y no te rompas la ropa!

[Entonces se abre la puerta de la habitación y, como un torbellino, entra su padre, don Alustio Floridagrande y Vialáctea, conde de EstirpeNoble, seguido de sus acompañantes: su tía Edelmira, la hermana menor del conde, y su marido Hierónides. Incluso están sus hermanos menores Eleuteria y el pequeño Wenceslao, que no sabe exactamente lo que está pasando, pero ha subido porque todo esto le parece muy divertido. También está su prima Crescencia, aunque ésta sólo ha subido para burlarse de Eustaquia. Por último están algunos de los sirvientes del castillo. El conde está rojo de ira, azul de desesperación, verde de vergüenza, amarillo de ira…]

ALUSTIO

¡Estoy rojo de ira!…, ¡azul de desesperación!…, ¡verde de vergüenza!…, ¡amarillo de ira!… [Sí, ya sé que también estaba rojo de ira, pero es que la ira es una policromía]. ¿Qué está pasando aquí? ¡Suelta a mi hija, desgraciado!

[En cuanto Eustaquia le ve, salta de la cama y corre a abrazarle hecha un mar de lágrimas… (de cocodrilo… pero de eso su padre no se da cuenta, claro).]

EUSTAQUIA

¡Oh, padre… papá… papaíto!… Ese malnacido ha querido abusar de mí…, tu hijita. ¡Menos mal que me habéis oído pedir socorro!… si no, no sé lo que hubiera pasado…

(EN UN APARTE EXCLAMA EUSTAQUIA: ¡Maldita sea!… ¿Cómo se habrán enterado?… ¡Con lo fetén que lo estaba pasando! Pero debo seguir fingiendo o mi padre me matará. ¡Aunque Clodomiro deba morir por salvar mi honor!)

ALUSTIO

¡Guardias!, !guardias!… ¡Arresten a este alfeñique!

CLODOMIRO

Pero…, pero…

EUSTAQUIA

¡Matad a este desalmado!, ¡matadlo! Ha querido mancillar mi honor y debe morir sin dilación.

CLODOMIRO

¡Pero Eustaquia!… ¿Qué dices?… ¿Te has vuelto loca?

ALUSTIO

¡Silencio, greñudo!, y da gracias a que no te mate aquí mismo. ¡Llevároslo! ¡Deprisa! Bajadlo a las mazmorras. Mañana habrá un juicio… un juicio justo y equitativo… ¡y será ejecutado!… ¡Como me llamo Alustio!

[Se ve cómo se llevan a Clodomiro encadenado, mientras Eutaquia sonríe aliviada.]

(EN UN APARTE EXCLAMA EUSTAQUIA: Mi honor será salvado… ¡aunque muera Clodomiro!)
(EN UN APARTE EXCLAMA CLODOMIRO: ¡Qué bruta es Eustaquia!… Ésta me quiere… ¡muerto!)

[CAE EL TELÓN.]

INTERMEDIO

Se encendieron las luces del teatro. Se oyó una agradable voz que anunciaba un intermedio de 15 minutos. También se recordó al respetable público que en el bar del teatro se ofrecían unos canapés y bebidas totalmente gratis, galantería de los patrocinadores del evento: electrodomésticos robóticos «El Mirlo», los más listos del mercado; y lejía «La Alondra Blanca», la mejor lejía del planeta y parte del sector galáctico, que deja la ropa tan blanca que, más que limpiar, quita el cacho. Como en todas estas ocasiones, en las que se anuncia comida gratis, los asistentes perdieron el culo por bajar al bar y arramplar con toda la comida y la bebida.
Tras los 15 minutos anunciados se avisó que la función iba a continuar. El público, tras acabar con todas las viandas del bar, volvió elegantemente a sus asientos.
Tras el tercer aviso de rigor las luces se apagaron. Comenzó el segundo y definitivo acto.]

ACTO II

[Sube el telón y vemos una gran sala. En ella se va a celebrar el juicio, juicio justo y equitativo en el que Clodomiro será declarado culpable y condenado a morir, aunque aún no se ha decidido la forma en que morirá… que para eso se celebra el juicio.
En la sala hay mucho público ansioso de contemplar cómo se condena a un inocente. Entre el público está también Osvaldo, algo nervioso. Sabe que su amigo es inocente y espera que Clodomiro haga uso de su as en la manga para salir airoso del juicio y demostrar su inocencia. A su lado está su hermana, Eunice, que está enamorada de Clodomiro.]

OSVALDO

Esto está a rebosar, Eunice. ¡Como le gusta a la gente el morbo de un juicio injusto!

EUNICE

Tienes razón, Osval.

OSVALDO

¡Te he dicho mil veces que no me llames Osval!… ¡Euni!

EUNICE

¡Vale, vale! No te sulfures… Osval…do.

OSVALDO

Mira, Eunice, ahí está el banquillo de la acusación, con el gran abogado don Nicasio Sauceflorido y Silvestre y sus tres ayudantes, contratados por el conde para la ocasión. Mira, también están Eustaquia, muy compungida, ¡la muy mentirosa!; su padre, el conde, tan cabreado que parece que va a estallar; la marquesa del Fresnoaliñado, doña Edelmira, tía de Eustaquia y hermana menor del conde, totalmente fuera de sí; Eleuteria, hermana menor de Eustaquia, que conoce de sobra a su hermana, y sabe que es más puta que las gallinas, pero que, sin embargo, no ha salido en defensa de Clodomiro por dos motivos: primero, porque Clodomiro prefirió a su hermana antes que a ella para «eso»… (No hace falta aclarar qué es «eso», ¿verdad?)

EUNICE

No, no hace falta. Y no me recuerdes esas cosas, que ya sabes lo que siento por Clodomiro, ¿vale?

OSVALDO

Perdona, no me acordaba. Además, aunque saliera en defensa de Clodomiro su padre no le haría el menor caso… Y segundo, porque cualquiera lleva la contraria a su querido padre, el conde… «¡ni que estuviera loca!»… según me dijo hace un rato al entrar en el juzgado; también está Wenceslao, hermano pequeño de Eustaquia y Eleuteria, que no sabe muy bien por qué está aquí, pero que parece que se está divirtiendo mucho viendo cómo han venido vestidas algunas de las señoras de la ciudad…, sobre todo aquella gorda de la segunda fila del público y la de la quinta fila, butaca tercera por la derecha, que incluso se ha traído al juicio a su mascota: una cría de isseching de ala roja; mira cómo se ríe Wenceslao y las señala con el dedo; ahí está también Hierónides, marqués de Nuezalmizclera y esposo de doña Edelmira…, exactamente en ese orden…, ¡con eso está dicho todo!; y por último Crescencia, hija de doña Edelmira y don Hierónides, que, según me ha dicho, sería infinitamente feliz si su prima Eustaquia se rompiera una pierna… Sin embargo en el banquillo de la defensa solo está ese delgaducho abogado, Teójenes del Ríobravo Seco, sin apenas experiencia judicial, que ha sido contratado in extremis para la defensa de Clodomiro más por cumplir el expediente que por justicia y que no ha tenido ni tiempo para preparar la defensa. ¡Así ya se puede ganar un juicio!

EUNICE

No te preocupes, Osvaldo. Clodomiro es listo y sabrá lo que tiene que hacer… ¡ya verás!

OSVALDO

Esperemos que así sea, hermanita.

[En eso entra el juez. Se sienta en su sillón. Los guardias hacen entrar a Clodomiro en la sala y le sientan en el banquillo. El juicio da comienzo.]

SECRETARIO DEL JUZGADO

Todos en pie. Da comienzo el juicio. Caso nº 735/1275. El reino contra don Clodomiro Cascoalado del Bosque. Pueden sentarse.

JUEZ

Señor Clodomiro, se le acusa de abuso con violencia y nocturnidad e intento de violación y deshonra manifiesta contra la persona de la señorita Eustaquia Floridagrande y Vialáctea. ¿Cómo se declara el acusado?

TEÓJENES

Inocente, señoría.

JUEZ

Bien, entonces… puede comenzar la acusación.

[El abogado de la acusación se acerca al estrado.]

NICASIO

Señoría. Dada la delicada naturaleza del caso y para no alargar inútilmente el sufrimiento de la señorita Eustaquia, sólo voy a llamar a una persona al estrado a pesar de que existe un considerable número de testigos que podrían testificar en contra del acusado y su inexcusable comportamiento en la noche de autos. [Dice el abogado señalando al banquillo de la acusación donde están sentados todos los parientes de Eustaquia.]

JUEZ

De acuerdo, letrado. Dé comienzo.

NICASIO

Gracias, señoría. ¡Llamo al estrado a la señorita Eustaquia!

[El público, expectante, contempla cómo la hija del conde se sienta en el estrado. Lleva un precioso vestido de hilo de plata que realza su fina figura. ¡Todo el público alaba el buen gusto de su nueva heroína! (se oyen comentarios: «¡realmente le queda muy bien!», «¡está guapísima!», «¡a ver cuándo matan ya a ese cabezabote de Clodomiro!», y cosas por el estilo.)]

SECRETARIO DEL JUZGADO

Levante la mano derecha. ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Diga lo juro.

EUSTAQUIA

Lo juro.

SECRETARIO DEL JUZGADO

Diga su nombre y domicilio.

EUSTAQUIA

Eustaquia Floridagrande y Vialáctea. Castillo de EstirpeNoble, calle del Alceburlón, nº 529bis.

NICASIO

Señorita Eustaquia, ¿podría indicarnos qué pasó en la noche de ayer en su habitación?

EUSTAQUIA

Sí, señor. Verá. Estaba yo tranquilamente echada en mi cama leyendo un libro, un precioso libro que mi queridísimo papá me había regalado por mi cumpleaños, cuando, de repente, veo cómo entra una persona por la ventana.

NICASIO

Perdone, ¿por qué tenía echada la escala por la ventana?

EUSTAQUIA

Verá, señor abogado. Ya sé que no debo hacerlo, pero, en ocasiones, en lugar de bajar por las escaleras de la torre, me gusta hacer un poco de ejercicio y utilizo la escala para bajar y subir por ella. ¿Es un delito eso?

OSVALDO

¡Será mentirosa la muy…! ¡Si nunca ha hecho más ejercicio que llamar por holoteléfono!

EUNICE

Calla hermano, no sea que te expulsen de la sala.

NICASIO

Nada de eso, señorita. Por favor, siga con la explicación de los hechos.

EUSTAQUIA

Pues bien, vi cómo entraba alguien. Después supe que se trataba de Clodomiro. Yo no le había visto en mi vida ¡lo juro! Me pilló por sorpresa. Se abalanzó sobre mí y… [Gimotea], y… [Vuelve a gimotear más fuerte]

OSVALDO

¡Está fingiendo la muy sinvergüenza!

NICASIO

¿Se encuentra bien? ¿Desea que aplacemos el juicio?

EUSTAQUIA

No… Puedo continuar. Todo sea por hacer justicia y condenar a ese malnacido de Clodomiro… Se avalanzóme y forzóme… desnudarme quiso… ¡Deshonrarme se propuso! Yo con todas mis fuerzas me opuse, pero él más fuerte que yo era mucho…

OSVALDO

[Gritando.]
¡Eso es mentira!

JUEZ

¡Silencio! No permitiré otra interrupción. ¡Silencio!

NICASIO

¿Se encuentra bien, señorita?… como se ha puesto a hablar al revés…

EUSTAQUIA

Perdón, señor abogado…, es que cuando me pongo nerviosa me sale la forma de hablar de mi madre, que en paz descanse… Era de las Tierras Altas del Este, ¿sabe?

NICASIO

Bien. Continúe, por favor.

EUSTAQUIA

Como decía, yo intenté defenderme. Grité todo lo que pude. Él me arañaba y estuvimos forcejeando. Afortunadamente mi padre, y tras él mi querida familia junto con algunos de nuestros sirvientes, entraron en mi habitación antes de que pasase nada peor… Y eso fue todo. [Vuelve a gimotear.]

NICASIO

Muchas gracias. Sólo una última pregunta. ¿Tiene alguna prueba que corrobore lo que nos acaba de decir?

EUSTAQUIA

Sí, señor. [Eustaquia se arremanga el vestido y muestra al juez los arañazos que Clodomiro le había provocado.]

NICASIO

Eso es todo. Muchas gracias.

JUEZ

Su turno, abogado defensor.

TEÓJENES

No…, no haré preguntas, Señoría.

JUEZ

De acuerdo. Señorita Eustaquia, puede volver a su asiento.
Pasaremos ahora al turno del abogado de la defensa. Cuando quiera, letrado.

TEÓJENES

Gracias, señoría. Con su venia, llamo a declarar al acusado: don Clodomiro Cascoalado del Bosque.

[El público observa impaciente cómo Clodomiro sube al estrado. Se oyen algunos insultos… (que no voy a repetir aquí por respeto).]

SECRETARIO DEL JUZGADO

Levante la mano derecha. ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Diga lo juro.

CLODOMIRO

Lo juro.

SECRETARIO DEL JUZGADO

Diga su nombre y domicilio.

CLODOMIRO

Clodomiro Cascoalado del Bosque. Calle del Racimojugoso, nº 33, 2ºB.

TEÓJENES

Señor Clodomiro Cascoalado, puede contar a esta sala lo que, según usted, sucedió en la habitación de la señorita Eustaquia en la noche de ayer.

CLODOMIRO

Por supuesto.

[Clodomiro narra lo mejor que puede, el pobre, lo que sucedió ayer noche: lee al juez la carta que le envió Eustaquia…, cómo subió por la escala que Eustaquia le había dejado caer por la ventana…, cómo le estaba esperando Eustaquia toda ansiosa por… por… ¡por hacer eso con él, vamos!]

TEÓJENES

Bien. Díganos. Cuando entró el señor conde y sus acompañantes en la habitación ¿por qué no se defendió exponiendo lo que nos acaba de contar?

CLODOMIRO

¡Pero si no me dejaron hablar!… Yo no hacía más que intentar razonar con el Conde, pero estaba hecho un energúmeno, y no pude ni abrir la boca. Todo fue tan rápido…

NICASIO

¡Protesto, señoría! El acusado está injuriando el buen nombre del conde y su hija.

JUEZ

Protesta aceptada. En adelante el acusado se abstendrá de realizar tales tipos de afirmaciones.

OSVALDO

¡Joder!… ¡Este juez está comprado!… Así ya podrán.

EUNICE

Tranquilo, hermano, aun no ha terminado esto.

TEÓJENES

¿Tiene alguna prueba que corrobore lo que acaba de decir?

CLODOMIRO

Sí, señor abogado.

[Entonces Clodomiro sacó del bolsillo derecho de su chaqueta un pequeño chisme. El silencio se cortaba en la sala. Clodomiro entrega el aparato a su abogado.]

TEÓJENES

Señoría. Presento esto como prueba de la defensa.

JUEZ

Bien. Pero espero que no sea ningún subterfugio para alterar el buen curso de este juicio, abogado. ¿De qué se trata?

TEÓJENES

Lo cierto es que no lo sé, señoría. El acusado no quiso decírmelo cuando hablé con él esta mañana temprano. Pero le aseguro que es crucial para este juicio… por lo que me ha dicho el acusado.

JUEZ

Bien. Continúe, pero si veo algo raro corto esto por lo sano, ¿entendido?

TEÓJENES

Sí, señoría. Señor Clodomiro, ¿puede explicarnos qué es esto?

CLODOMIRO

Se trata de un GHP3D…, un grabaproyector holográfico panorámico 3D, modelo Lewec-58… Ayer grabé todo lo que pasó.

[Sin dejar que nadie de la sala, sobre todo el juez y el abogado de la acusación, pudieran reaccionar, Clodomiro acciona el pequeño chisme. Lo lanza al aire. Entonces algo asombroso sucede. El GHP3D, suspendido en el aire en medio de la sala, comienza la proyección holográfica y ésta se transforma, al menos visualmente, en la habitación de Eustaquia.]

OSVALDO

¡Sí!… Al menos me hizo caso y usó el chisme que le di… ¡Ahora verás, hermana!… Ya no podemos perder el juicio… ¡Mira cómo se ha quedado Eustaquia!… muda de pánico.

[Entonces en medio de la sala, ahora convertida en el lugar de los hechos, se ve cómo Clodomiro aparece por la ventana, cómo Eustaquia corre a abrazarle, se ve y oye lo que ambos jóvenes se dijeron en la noche de autos.]

«[…]
EUSTAQUIA: ¡Por fin has llegado!… No te habrá visto nadie, ¿verdad?… […]
CLODOMIRO: Nadie. He tenido mucho cuidado… […]
EUSTAQUIA: Bien. No lo debe saber nadie…, aún. Mi padre me mataría si nos viera juntos… […]
[…]»

[Se ve cómo Eustaquia, pérfida serpiente mentirosa, engaña a todos simulando que Clodomiro la estaba atacando, y cuál fue la inocente reacción de Clodomiro.]

«[…]
EUSTAQUIA: ¡Socorro!, ¡déjame, bribón! ¡No me toques, abusón! ¡Socorro! ¡A mí… auxilio… a mí! ¡Que alguien me ayude!, ¡que me deshonran!, ¡socorro!
CLODOMIRO: ¿Pero qué dices, Eustaquia!, ¿por qué gritas? ¡Si eres tú la que llevas la voz cantante. Yo solo estoy haciendo lo que dices que haga! ¡No seas bruta, y no te rompas la ropa!
[…]»

[Cuando la grabación holográfica finaliza nadie se mueve. Todos están como hipnotizados. Los abogados de la acusación no hacen más que mirarse entre ellos y al juez… No pueden hacer nada. Saben que han perdido el juicio.]

TEÓJENES

No hay más preguntas, señoría.

[El juez no tiene más remedio que declarar inocente a Clodomiro.]

JUEZ

Ante esta nueva y sorprendente prueba no creo que haga falta seguir con el juicio. Declaro inocente al acusado don Clodomiro Cascoalado del Bosque. En cuanto a la actitud de la señorita Eustaquia… lo dejo en manos de su padre, él sabrá ejercer justicia.

ALUSTIO

¡Voto a Bríos! ¡Por supuesto que haré justicia! ¡La mandaré a nuestros campos de labranza… hasta que se haga una mujer decente! ¡Como me llamo Alustio!

[Clodomiro baja del estrado. Cuando pasa delante de donde está sentado el conde, éste le dice:]

ALUSTIO

Perdona, hijo.

CLODOMIRO

No se preocupe. Yo también tengo parte de culpa. No debimos hacerlo. De todas formas… tiene una hija de cuidado, ¿sabe?

[Se ve cómo Clodomiro sale de la sala acompañado de su amigo Osvaldo y su hermana Eunice.]

OSVALDO

¡Felicidades, Clodomiro! Ni por un minuto he dudado de ti.

CLODOMIRO

Gracias Osvaldo, pero todo ha sido gracias a ti. Si no me llegas a dar el grabador holográfico hubiera estado perdido… Por cierto, Eunice, ¡estás hecha toda una mujer!… ¿Sabes que estás muy guapa?

EUNICE

¿De veras, Clodomiro? Muchas gracias. [Y se sonroja.]

[CAE EL TELÓN.]

[FIN DE LA OBRA.]

Se encendieron las luces del teatro. Mientras el público se levantaba de sus butacas y comentaban la obra, yo permanecí sentado escuchándoles con cierta curiosidad vanidosa de autor, lo admito. En la butaca de atrás, un chiquillo de unos diez años le preguntaba a su madre todo intrigado:
―Mamá, ¿qué es un isseching de ala roja?
―Creo que es una especie de dragón volador enano –respondió su madre.
―¿Me comprarás uno, mamá?
―No. No son autóctonos de nuestro planeta y los pocos que hay son carísimos y no podemos permitirnos el lujo de comprar uno de importación.
―¡Jo, mamá! ¡Yo quiero un isseching de ala roja!… ¡Yo lo quiero!
Vi cómo la madre intentaba sacar a su hijo a rastras del teatro mientras el chico luchaba y lloraba porque quería uno de esos bichejos.
Finalmente me dirigí fuera. A las puertas del teatro quedaba ya poca gente. El resto se habían marchado a sus casas en aerotaxi, en hiperbus o en turbosubway; algunos en sus aerodeslizadores particulares.
Recuerdo un par de viejetes que aún conversaban comentando la obra. Parecían estar discutiendo.
―¿Qué te ha parecido la función, Desidónio? –preguntó uno de ellos.
―¿Qué función dices, Sínforo? –le respondió el otro.
―¿Cómo que qué función?, pues la que acabamos de ver, ¿para qué has venido si no, viejo chivo?
―Yo, no sé tú, pero… ¡yo he venido por los canapés gratis!
A esa hora nocturna la ciudad de Daracia aún bullía de actividad, y la gente presumía con sus extravagantes vestimentas –sí, confieso que nunca entenderé estas nuevas modas, mezcla de excentricidad y gusto por lo retro, y eso que ya tenemos cierta historia como para haber aprendido a vestir mejor: no en vano la humanidad colonizó este planeta, Ageranthia, en el año terrestre 33775 d.C., según cronología galáctica estándar (CGE); y por tanto, el año 1275 en el que vivimos, según cronología local ageranthiana, corresponde al 35050 d.C. CGE, y, sin embargo, en cuestión de modas seguimos en las nubes–. ¡En fin! Llamé a un aerotaxi y me fui a casa, al día siguiente tenía mucho trabajo.

• [NOTA: TRAGICOMEDIA DE EUSTAQUIA Y CLODOMIRO, cuento publicado en la revista digital «El callejón de las Once Esquinas» @11Esquinas, nº11, septiembre 2019 (págs. 138-150): https://issuu.com/elcallejondelas11esquinas/docs/el_callej_n_de_las_once_esquinas_11/138]

hipotesis32-dragon_fruit-Isseching de Ala Roja1

INFORME: “Maephis251/Ur’nqueris98-H32”
Año: 1.275 (Calendario Local)
Planeta: Ageranthia
Ciudad: Daracia
Teatro Nacional de Daracia.

El presente informe es la fiel transcripción de la retransmisión holográfica de la obra de hiperteatro del escritor Nyosio Trinoalto Capitolino, “Tragicomedia de Eustaquia y Clodomiro”, narrada por el Subsecretario Tercero del 497º Sumo Soh•ferím del Concilio Universal.
Estudios histógráficos posteriores indican que Nyosio Trinoalto Capitolino es un pseudónimo. Las últimas investigaciones hacen suponer que el verdadero autor podría ser el propio Subsecretario Tercero, Dearrny Saminäthan Tartight.

En el año 33.775 d.C., según Cronología Estándar Galáctica (CEG), la humanidad colonizó el planeta Ageranthia. Por tanto, el año 1.275 del Calendario Local, corresponde con el año 35.050 d.C. CEG.

• Nyosio Trinoalto Capitolino: Pseudónimo del autor de la obra de hiperteatro “Tragicomedia de Eustaquia y Clodomiro”.
• Dearrny Saminäthan Tartight: Subsecretario Tercero del 497º Sumo Soh•ferím del Concilio Universal.
• Lunsor-Sisath Diherôth Taramarë (35.006 d.C. – 35.103 d.C.): 497º Sumo Soh•ferím del Concilio Universal.

Personajes de la obra de hiperteatro:
• Clodomiro Cascoalado del Bosque.
• Eustaquia Floridagrande y Vialáctea.
• Osvaldo: Amigo de Clodomiro.
• Eunice: Hermana pequeña de Osvaldo.
• Alustio Floridagrande y Vialáctea: Conde de Estirpenoble y padre de Eustaquia.
• Eleuteria: Hermana menor de Eustaquia.
• Wenceslao: Hermano pequeño de Eustaquia y Eleuteria.
• Edelmira: Marquesa del Fresnoaliñado, tia de Eustaquia y hermana menor del Conde.
• Hierónides: Marqués de Nuezalmizclera y esposo de doña Edelmira.
• Crescencia: Hija de doña Edelmira y don Hierónides.
• Nicasio Sauceflorido y Silvestre: Abogado de la acusación.
• Teójenes del Riobravo Seco: Abogado de la defensa.

Otros personajes:
• Juez.
• Secretario del juzgado.
• Sirvientes del castillo.
• Público en la sala del Juzgado.

————
N. del A.:
SI QUIERES LEER MIS PEQUEÑOS RELATOS DE FICCIÓN, ENTRA EN LA PÁGINA DE ESTE BLOG: “HIPÓTESIS-RELATOS”. https://observandoelparaiso.wordpress.com/hipotesis-relatos/

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• Apología de la Vida, creación de Dios – S28.

14 Miércoles Ene 2015

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Alto Consejo Inter-Galactico, Apologista de Dios, Apologista de la vida, creación de Dios, creador de vida, Declaracion de Derechos y Obligaciones Universales, Enyë Lypëh Omäck, especie galáctica no humana de los Senhaëth, exobióloga, Hipótesis, Sentencias Extrínsecas, teóloga

S28-Cita de Enyë Lypëh Omäck - 1de4• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• ¡Espabila y explora el universo! – S27.

07 Miércoles Ene 2015

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Apologista de la exploración espacial, Enënth Tasydyn Peraughräd, Espabila, Explora el universo, Hipótesis, Sentencias Extrínsecas, Sistema Estelar Essëm

S27-Cita de Enënth Tasydyn Peraughräd• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• Lo que no sé, me lo imagino – S26.

26 Viernes Dic 2014

Posted by luisgoros in Sentencias Extrínsecas

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Hipótesis, Kalwvës Tanveër Doömkel, Lo que no sé me lo imagino., Sentencias Extrínsecas, Subcreador de Hipótesis

S26-Cita de Kalwvës Tanveër Doömkel

• Todas las Sentencias Extrínsecas: https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/

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• Analizando las Sen-Extr – Anexo 1.

15 Lunes Dic 2014

Posted by luisgoros in Hipótesis, Sentencias Extrínsecas

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Clasificación Cynyt, Haiku, Hipótesis, Sen-Extr, Sentencias Extrínsecas, Snaër Leryrd N'ineim

Analizando las Sen-Extr

“¿Dónde radica el verdadero atractivo de las Sen-Extr?…
Pues, aunque pueda parecer contradictorio,
su verdadero interés radica, precisamente,
en lo que NO dicen.”
– Snaër Leryrd N’ineim.
Analista-diseñador de Sentencias Extrínsecas,
también conocidas como Sen-Extr.

Fragmento de la entrevista concedida, a principios del año 35.099 d.C., por Snaër Leryrd N’ineim, analista-diseñador de Sentencias Extrínsecas, también conocidas como Sen-Extr:

[…]
– ¿Qué son las Sentencias Extrínsecas?
– Aparentemente son citas.
– ¿Citas?
– Sí. Algo dicho por alguien, en algún momento de la historia, con la intención de resaltar algo en concreto.
– Comprendo. ¿Por qué aparentemente?
– Porque, en esencia, las Sentencias Extrínsecas, o como me gusta llamarlas, las Sen-Extr, se pueden considerar como un género literario propio.
– ¿Un género literario? ¿En qué sentido?
– Efectivamente, en el sentido en que, al igual que la novela, el ensayo, el teatro, la poesía, o incluso el género epistolar, las Sen-Extr poseen un argumento, un estilo e incluso un lenguaje propio.
– Pero las Sen-Extr ¿no son demasiado breves para todo eso?
– Bueno, eso depende: en novela, incluso en ensayo, existen relatos de pocas líneas y en poesía tenemos los Haiku, poemas de origen japonés formados por tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, y no por eso dejan de tener sentido… Ya se sabe: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
– ¿Y cualquier cita puede ser una Sen-Extr?
– ¿Oh, no! Podríamos decir que la cita es la materia prima de una Sen-Extr, pero después es necesario un tiempo de “cocción”, por así decir, para lograr una Sen-Extr.
– ¿Y que importancia tiene la imagen en la que se enmarca cada Sen-Extr?
– Todo en una Sen-Extr tiene importancia. En el caso de la imagen, podríamos decir que lo que hace es ambientar la propia cita, además de sugerir información adicional para el análisis posterios de la Sen-Extr.
[…]
– ¿Dónde radica el verdadero atractivo de las Sen-Extr?
– Verá, las citas, como tal, han existido desde siempre. Tanto la humanidad, como el resto de especies galácticas no humanas las han utilizado como instrumento para transmitir infinidad de conocimiento. Nada más, aunque nada menos también. No en vano son un método rápido y eficaz de aprender y enseñar aquellas frases o pensamientos de personalidades de renombre a lo largo de la historia. Sin embargo, con las Sen-Extr sucedió algo especial desde el principio.
– ¿Qué?
– Las Sen-Extr se convirtieron en vehículo de conocimiento más allá de ellas mismas, pues, aunque pueda parecer contradictorio, su verdadero interés radica, precisamente, en lo que NO dicen.
– ¿En lo que no dicen?… no acabo de comprenderlo.
– Las Sen-Extr tienen algo especial que impulsa a que, quien las lee, desee “deducir” aquello que esconden y de lo cual no se dice nada, y que, en la mayoría de las veces, es mucho más interesante que la propia sentencia en sí.
– ¿Pero eso no es simplemente inventarse una historia a partir de una cita?
– ¡Oh, no! El arte de Analizar una Sen-Extr radica, precisamente, en deducir la verdadera historia que se esconde tras una cita y la poca información que ella proporciona, ayudado por aquellos conocimientos, siempre veraces, de que disponemos.
– ¿Podría poner algún ejemplo?
– Sí, claro. Veamos, por ejemplo, la Sentencia 15, S15 según la Clasificación Cynyt (ver nota1):

S15-Cita de Sishkin Leirryn Gatöhd“¡Dame un Lorbanürnn, rápido!”
– Sishkin Leirryn Gatöhd.
Científico.
Fueron sus últimas palabras antes de ser subcionado
por un Túnel Espacio-Temporal Asimétrico de Clase Nysbël.

– No parece que se pueda sacar mucho de ella, ¿no?
– Veremos a ver… Empecemos por el autor de la cita: Sishkin Leirryn Gatöhd.
Etimológiamente es interesante: los apellidos Leirryn Gatöhd provienen del planeta N’taicer, lo cual nos indica, sin lugar a dudas, que el científico Sishkin pertenece a la especie galáctica no humana de los A’ethëru.
Por otro lado, podemos deducir, a partir de la información que nos proporciona la propia Sen-Extr y conociendo la psicología de los A’ethëru, y teniendo en cuenta los métodos de trabajo de dicha especie galáctica, que la expresión “¡Dame un Lorbanürnn, rápido!” fue dicha, seguramente gritada, durante una de las sesiones de trabajo que el profesor Sishkin realizaba en el laboratorio de su propia casa, junto con algún miembro de su familia, mientras ensayaba algún método de control a un Tunel Espacio-Temporal Asimétrico Clase Nysbël.
– ¿Todo esto lo ha deducido de la cita?
– Espere, que aun hay más.
– ¿Más?
– Dado el tono imperativo de la orden y el sentido de la expersión, me inclino a pensar que el profesor Sishkin se dirigía a su ayudante, su hija mayor, cuando sucedió el accidente.
– ¡Increible!.. ¿Y qué pasó? ¿Murió el profesor?
– ¡Oh, no! El Tunel Espacio-Temporal Clase Nysbël le trasladó hasta el planeta Tierra, al año 30.105 d.C.
– ¡Bueno, bueno! ¡Eso se lo imagina usted!
– ¡Yo no me imagino nada, señor mio! Déjeme que le explique: Analizando la historia y repasando las noticias de prensa de la época llegamos a una sorprendente conclsión. Verá:
En la prensa del dia 6 de mayo del año 30.105 d.C. tenemos, por un lado, la increíble historia que contó un agente del Servicio Público de Limpieza, quien afirmó haber visto aparecer de la nada una persona cayendo desde lo alto del cielo, y cómo ésta salió corriendo al llegar al suelo sin sufrir ni un resguño por la caída. Evidentemente nadie le creyó. Y, por otro lado, ¿a ver si no le parece demasiada coincidencia?, tenemos el hecho histórico innegable de que el día 15 de noviembre del mismo año 30.105 d.C., el profesor Quiroga estrenara el prototipo de Propulsor que lleva su nombre, capaz de crear sus propios Agujeros de Gusano espacio-temporales para viajar por el espacio y llegar a otras galaxias, y más allá.
– Y, según su análisis dedutivo, ¿Cómo lo hizo?
– Evidentemente utilizando un Lorbanürnn.
– ¿Qué?
– Vamos a ver: si usted estuviese a punto de ser absorbido por un Tunel Espacio-Temporal, de la Clase que sea, y no tuviera más que unos segundos para pedir algo a su ayudante… ¿Qué pediría?
– Pues, no sé.
– Pues, evidentemente, un Lorbanürnn, es decir, un aparato capaz de poder crear su propio Tunel Espacio-Temporal, con el que poder volver a casa.
– ¿Está usted afirmando que el profesor Sishkin llegó a la Tierra del año 30.105 d.C., desde su planeta natal, que se encuentra en otra galaxia, y ayudó al profesor Quiroga a construir su Propulsor, de manera que pudo volver a su casa?
– Elemental. El profesor Sishkin necesitaba poder construir una nave estelar que dispusiera de la tecnología del Lorbanürnn, y por eso, ayudó al profesor Quiroga en su investigación.
– ¡Pero eso equivale a afirmar que alteró el futuro!
– No tiene porqué. Verá. Cuando el profesor Sishkin conoció al profesor Quiroga, éste ya estaba a punto de concluir sus investigaciones para poder construir el núcleo de su Propulsor, es decir, el equivalente del Lorbanürnn del profesor Sishkin. Lo único que hizo fue adelantar un poco los acontecimientos que, por otra parte, ya estaban a punto de producirse.
– ¡Increible! ¡Absolutamente increíble! Es decir, que de una Sen-Extr que casi no decía nada, ha llegado a deducir cómo se construyó el primer Propulsor Quiroga.
– Sí. Ya le dije que lo que no se dice es, en ocasiones, más valioso que lo que se dice.
[…]
– Y ya para terminar, ¿Podría ilustrarnos con algún ejemplo más de Analisis Deductivo de alguna Sen-Extr? Aunque solo sea de forma general sin entrar en detalles.
– Como no.
Tenemos, por ejemplo, la S3:

S3-Cita de Urnmos Rayden Dey“¿Qué lección has aprendido hoy?”
– Urnmos Rayden Dey.
Descubridor del Dihecal de Tres Almas.
Maestro de Décimo Dan.

De la que podemos deducir, analizando las facultades psíquicas del Maestro de Décimo Dan, y sus investigaciones en la Mística del Control del Alma, que el profesor Urnmos Rayden Dey, natural de la luna Cidhsär, y, por tanto, de la especie no humana de los Waküme, probablemente Católico, y desde luego Cristiano, evidentemente disponía de la facultad para oxigenar el alma, por así decir.

Tenemos también la S14:

S14-Cita de Sagyd Ekale Moshdan“Es significativo percibir cómo un Emëth de Nivel 6,
transpolarizado por un Campo Xoxöni de Sèptima Generación,
disfunde su Yeratgär en un valor directamente proporcional
a la decimioctava potencia radial de la Matriz de Danmös.”
– Sagyd Ekale Moshdan.
Físico Nuclear, experto en Escudos de Fuerza Feëssver.

Probablemente, el profesor Sagyd podría ser declarado el más importante, o al menos uno de los más influyentes, Científico Interestelar del Universo. No solo por su impresionante aportación en el campo de los Escudos de Fuerza Feësver, sino, sobre todo, por sus investigaciones del Emëth de Nivel 6 y, aun más, por las aplicaciones prácticas de la Matriz de Danmös, que posibilitaron el mayor avance de todos los tiempos en los Viajes Interestelares al lograr poder utilizar los Campos Xoxöni de Séptima Generación de forma estable, segura y rentable.
[…]

• Nota 1: La Clasificación Cynyt toma el nombre del periodista científico-mediático Cynyt Loroild Cazäm, director del semanario de información general “El Galáctico Impertinente”, que fue el primero en publicar y organizar las Sentencias Extrínsecas con el número de orden con las que hoy en día son conocidas. Para más información ver la Sen-Extr S1.
• A’ethëru: Especie galáctica no humana inteligente, procedentes originariamente del planeta A’ethër. Potencia militar. Controlan todo el Sector-X3D de la GECM. Habitan en 250 planetas, aproximadamente, y varios miles de lunas. Muscular y físicamente imponentes, poseen características morfológicas que evidencian su origen evolutivo de alguna especie abisal marina autóctona, aunque actualmente son bípedos terrestres. Respiran oxigeno aunque soportan altas concentraciones de acido sulfúrico en el aire.
• Waküme: Especie galáctica no humana inteligente, procedentes originariamente del planeta Wakümeh. Habitan en 10 planetas y 43 lunas, todos ellos en el Sector-K6F de la GECM. Civilización semi-pacífica, de morfología semi-humana. No atacan si no son atacados, pero en la guerra son temibles. Expertos músicos, con grandes pabellones auriculares. Casi todo su armamento está basado en tecnología sónica.

• Relacionado:
• Todas las Sentencias Extrínsecas:
https://observandoelparaiso.wordpress.com/sentencias-extrinsecas/
• Todas las Hipótesis:
https://observandoelparaiso.wordpress.com/hipotesis-relatos/

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• Volando entre dragones – Hipótesis 31.

08 Lunes Dic 2014

Posted by luisgoros in Hipótesis

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A’ethëru, Arutätsu, Cataratas Kin'em, Chroveris Libelhat de Dientes de Sable Toshi, Circulo de Fuego Ashnt, Cuadrante Ewänan, Dewin Youmald Vesris, Dragón Escupefuego de Essgärtas, Dragón Rojoazul de E'tiack, Dragón Tyaesur de Alas Azulhielo, dragones adultos Y'ustkim de Lomo Azulfuego, Dragonflying, E’shinün, Fumixtaico Dragón Kivyk de Alas Verdefuego, Garth Del'bur Rienrak, Hipótesis, Humanos, Inändianos, Këyu, Naomi Del'bur Leurem, Narähi, Nebulosa Iwarëne, Nikürn, Nubes C’Hyrth del planeta Ihoshi, Nuhimäron, Nyboläm, O'nysäth, planeta Aghëk, planeta Inänd, planeta Zaimäld, profesor Garth Del’bur, Rhas Baworat Rhioldar, Sasricäl, Sector 346B de la GECM, Sector Galáctico 7G54, Senhaëth, Sensor Inegh, Seyd: Robot clase Isck, Soröd, Thyl Baworat Rackque, Unëwa, Valle BlancoArdiente de Zhiricäl, Waküme, Wanëen

Como ya sabéis los que visitais con cierta frecuencia este blog, de vez en cuando me da por escribir algún relato de ficción, que yo llamo “Hipótesis”. Hoy publico la siguiente. La número 31. Se titula “Volando entre dragones”, y espero que os guste. ¿Me acompañáis?… ¿Sí?… Pues vamos…hipotesis31 - dragon1

Planeta: Fuwän – Ciudad: Thrüson – Año: 33.305 d.C.

¿!Te imaginas volando a lomos de un impresionante Dragón Escupefuego de Essgärtas, del recóndito planeta Aghëk, más allá de la Nebulosa Iwarëne!?… ¿Quieres explorar el remoto planeta Sondast, y sobrevolar las Heladas Llanuras de Ther’ale sobre un Dragón Rojoazul de E’tiack?… ¿Te gustaría lanzarte en picado desde lo alto de las Cataratas Kin’em, en el planeta Sohvän, montado sobre un Fumixtaico Dragón Kivyk de Alas Verdefuego?… ¿Alguna vez te habrías imaginado poder observar el asombroso Valle BlancoArdiente de Zhiricäl, del planeta Zaimäld, volando en un Chroveris Libelhat de Dientes de Sable Toshi?… ¿O atravesar las Nubes C’Hyrth del planeta Ihoshi, más allá del Circulo de Fuego Ashnt, en el misterioso Sector Galáctico 7G54?…

– Ya puedes apagar el holovisor, Seyd. – dijo la joven Naomi.

El robot apuntó el sensor a distancia y lo apagó. Justo en el momento en que se desvanecia la imagen, se podía ver a Dewin Youmald en el holovisor, junto a un hermoso ejemplar de Dragón Tyaesur de Alas Azulhielo, anunciando su empresa de viajes y vuelos sobre dragones…, Dragonflying…, la única del planeta que garantizaba que sus dragones eran de verdad y no reproducciones robocuánticas tan de moda últimamente…, no en vano Dewin y su equipo de trabajo se encargaban de cazar y amestrar sus propios dragones.

– ¿Seguro que Dewin es la persona idónea para la misión? – preguntó Naomi al robot.
– Seguro. – Respondió el androide. – Según las últimas investigaciones que he realizado su experiencia como explorador en planetas remotos es impresionante…, y su destreza como cazador/domador de dragones no tiene igual en todo el Sector… Antes era agente de policía, pero lo dejó por agotamiento. Entonces montó, junto a unos amigos, la empresa de viajes y dragones actual…, además es valiente… y ¡está como un tren!

Naomi se quedó mirando al robot con cara de asombro…

– ¡Pero Seyd!… ¡no sabía que te interesaban esas cosas en los humanos! – dijo riendo.
– Y no me interesan…, solo he utilizado gerga humana…, lo he dicho por si te interesan a ti. – Respondió Seyd, sin sonreir, pero con un tono de voz muy elocuente.

Aunque Seyd tenia apariencia semi-humana…, femenina…, seguía siendo un robot, y por tanto, carente de sentimientos. Disponía de un cerebro cuántico de última generación, que garantizaba su óptimo funcionamiento, y tenía implantadas en él las Tres Leyes, que convertían al robot en un ayudante y protector excelente para Naomi.

– Bien, entonces, vayamos a verle. – dijo Naomi. – A ver si nos quiere ayudar…

Naomi y Seyd llegaron a la sede de Dragonflying, que además era donde vivía Dewin y su equipo. Era una gran mansión, a las afueras de la ciudad, rodeada de un gran bosque, próximo a un caudaloso rio… Se podía oir caer el agua en las cataratas cercanas. Las instalaciones de la empresa estaban formadas por la propia mansión y un recinto cercano donde había cuatro dragones adultos Y’ustkim de Lomo Azulfuego, dos machos y dos hembras, junto a cinco crias. Además disponían de una plataforma para el aterrizaje y despegue de una espectacular nave espacial, Clase Eóthelis, que se usaba para trasportar a los clientes y los dragones a aquellos planetas donde se realizaban las expediciones.

Naomi y Seyd se apearon del vehículo, un funcional y práctico modelo Ilossan-35, capaz de utilizar el campo magnético del planeta para deslizarse un palmo por encima de la carretera a gran velocidad, y entraron en la casa.

Naomi preguntó por Dewin en recepción.

– Motivo de la visita. – preguntó la recepcionista.
– Negocios. – respondió Naomi.

Dewin llegó al cabo de cinco minutos.

– Disculpen que haya tardado, pero estaba en clase con una de las crias de dragón. – les dijo Dewin.
– No se preocupe. – respondió Naomi – ¿En clase, dice?
– Si. Cuando antes se empiecen las clases para amaestrar a los dragones, más dóciles serán de mayor. Tengan en cuenta que, cuando tengan la edad adecuada, los clientes podrán volar a lomos suyos, por lo que es imprescindible que para entonces estén totalmente domesticados… ¡No queremos que ningún cliente nos ponga una denuncia por daños y perjuicios! ¿verdad? … Mis animales tienen unos enormes y afilados dientes y no queremos que nadie resulte mordido, o se caiga en pleno vuelo por culpa de uno de mis queridos dragones. – les dijo Dewin con una gran sonrisa.
– Naturalmente. – dijo Naomi.
– Bien. Vengan a mi despacho. – dijo Dewin – ¿En que puedo servirles?

Entonces Naomi le contó el motivo de su visita. Evidentemente, yo no estaba presente cuando eso ocurrió, pero la propia Naomi me lo contó todo más tarde. Permitidme que os haga un resumen:

La exploración espacial permitió contactar a los humanos con otras civilizaciones inteligentes en otros planetas de la GECM, demostrando que no estábamos solos en el universo. Sin embargo, las ventajas que todo ello provocó no solo se referían al avance inherente a dicho contacto intercivilizaciones, como avances en ciencia y nuevas tecnologías, en ética y moral, o a un mejor conocimento de la expansión de la propia vida en el universo, o cosas por el estilo. No. Existian también muchos aspectos, que podríamos llamar de menor trascendencia, que también se vieron afectados por la nueva situación provocada por dicha exploración espacial.
Uno de dicho aspectos, y que es el que nos interesa en esta historia, es el descubrimiento, en diversos planetas, de nuevas especies de animales, y entre todas ellas, la que más nos afectó a los humanos, fue el descubrimiento de los Dragones… Curiosamente casi todos ellos localizados en el Sector 346B de la GECM… Si… ¡Dragones!… Dragones como los que aparecían en las leyendas de la antigüedad, aunque de una variedad mucho mayor… Dragones de mil y una clases: voladores…, escupefuego…, submarinos…, grandes, pequeños…, absolutamente increíbles. Unos con el cuello largo, otros corto…, unos con grandes alas como los aviones, otros sin alas pero con el cuerpo largo como serpientes gigantes…, unos podían escupir fuego, otros incluso ácido…, algunos eran muy venenosos, otros no. Algunas especies vivian en planetas deshabitados, sin vida inteligente…, otros vivian en planetas habitados por civilizaciones inteligentes. Éstos últimos, generalmente, habían sido eficazmente amaestrados por los habitantes de dichas civilizaciones, y eran utilizados tanto como medio de transporte como para tareas lúdicas.
Sin embargo, todos los dragones tenían algo en común. Todos, independientemente del planeta en el que vivieran, lo hacían cerca de ricos llacimientos de minerales y piedras preciosas.
Evidentemente, el descubrimiento de los dragones provocó, en los humanos, un gran desconcierto inicial. ¿Qué relación había entre los dragones encontrados en lo planetas de la GECM y los descritos en las leyendas humanas? Inmedietamente proliferaron asociaciones encargadas del estudio de los dragones… ¡Imaginense!…, era como encontrar dinosaurios vivos… ¡más aun!… ¡era como encontrar seres mitológicos vivos!
Todas esas investigaciones permitieron, en cierto modo, desmitificar a los dragones, de cara a los humanos. Claro está, muchas de las investigaciones realizadas por los humanos se vieron enriquecidas por el amplio conocimiento que tenían de ellos aquellas civilizaciones inteligentes que convivían con ellos en sus planetas.
Uno de los primeros descubrimientos realizados por los humanos fue la confirmación de que los dragones vivian cerca de llacimientos de minerales y piedras preciosas no porque, tal como aseguraban las leyendas humanas, los dragones fueran avaros de riquezas, sino porque se alimentaban de ellos, o mejor dicho, necesitaban su ración diaria de minerales y piedras preciosas para poder metabolizarlos y ser capaces de escupir fuego y ácido, e incluso, ser capaces de volar.
¿Y para qué todo esta explicacion? Os preguntareis… Bien, el caso es que además de su lado amable, el descubrimiento de los dragones, por parte de los humanos, provocó que la avaricia, esta vez real de los humanos y de alguna que otra civilización inteligente de la GECM, hiciera acto de presencia. Os lo explicaré.
Se realizaron expediciones por parte de empresas con pocos o ningún escrúpulo, con el objeto de apropiarse de las riquezas existentes en las zonas donde vivian los dragones… y si para eso tenían que acabar con los dragones que allí vivian, pues se hacía y punto. De todas formas, aunque no se mataran a los dragones directamente, el simple hecho de acabar con los llacimientos provocaba la muerte de éstos, ya que sin sus raciones diarias de minerales y piedras preciosas, los dragones no podían vivir mucho tiempo.
Afortunadamente, en aquellos planetas habitados por civilizaciones inteligentes, dicha expoliación de recursos minerales no se llegó a realizar, por lo que los dragones que allí vivian estaban a salvo. Sin embargo, en los planetas deshabitados pronto enpezaron a escasear los dragones.
A la vista del desastre ecológico que se estaba produciendo, algunas organizaciones públicas y privadas de diversos planetas buscaron una solución a la situación.
Aquí es donde, realmente, empieza nuestra historia. Vereis…
El profesor Garth Del’bur formaba parte de una de esas organizaciones. Participaba en una importante expedición. La idea era catalogar los planetas en los que los dragones estaban amenzados de muerte y obtener pruebas para poder promover una Ley Galactica que declarase intocables los entornos naturales donde vivian dichos dragones.

– El caso, señor Dewin, es que mi padre ha desaparecido. – dijo Naomi. – Necesito que nos ayude a buscarlo.

Dewin se quedó en silencio. Comprendía la situación por la que estaba pasando Naomi y lo angustiada que debía estar.

– Pero, mi querida Naomi… ¿me permite que la llame Naomi?… sin más información es como buscar una aguja en un pajar. – le dijo Dewin amablemente.
– Bueno. – dijo Naomi – Es que sí hay más información. Seyd, dale el cuaderno a Dewin.

La robot sacó un viejo cuaderno de su maletín, y se lo entregó a Dewin.

– Por lo visto, mi padre halló este cuaderno cuando se encontraba en la ciudad Alaru, en el planeta Herakess. – dijo Naomi – Es el Cuaderno de Bitácora del agente de una antigua estación de avanzada en FortConger del planeta Ellesmëre, más allá del Anillo de Akawa, en la Nebulosa Ohön. No sabemos cómo llegó el cuaderno hasta el planeta Herakess. Lo único que sabemos es que por alguna razón se debió trasladar el material de la estación de un planeta a otro, incluyendo las pertenencias del agente, y entre ellas este cuaderno.
Mi padre se lo había dejado al jefe de la expedición para que se lo guardara, mientras él se iba en busca de… Dragones. Como mi padre no volvió, el jefe de la expedición me lo envió a mí… Dentro del cuaderno encontrará una página vieja del diario de la Nurunan’s Bay Company. – dijo Naomi señalando una página del cuaderno que tenia Dewin en sus manos. – Observe la entrada del 15 de enero del 33.185 d.C.

Dewin hizo lo que Naomi le decía. La página decía así:

“A esta estación de avanzada llegó hoy John Marcusson con sus mercenarios, nativos del planeta Xanej, cazadores de Gikis Blancos más allá del fin del universo.
Dijo haber estado en un planeta solitario… Inänd lo llamaba…, en el Sector 35G2 de la GECM. Dijo haberlo encontrado casualmente, porque estaba oculto en una extraña nebulosa color verdemar con un inusual índice de radiación Lyeaw-65. Allí cazaban criaturas bestiales. Dijo también haber visto allí una nube solitaria, como si estuviera sobre hielo. Y detrás, oculta, una isla grande… como un continente. Quiso explorar esa isla, pero sus mercenarios se negaron. Decian que estaba custodiada por espíritus malignos, porque era el lugar adonde los dragones iban a morir.”

– Y tú quieres que busquemos a tu padre en ese planeta… Inänd…, ¿verdad? – le preguntó Dewin a Naomi. – ¿Cuál es el problema?
– Que nadie quiere ir. Dicen que en el Sector 35G2 no hay nada…, ningún planeta habitable.
– ¿Y tienen razón? – preguntó Dewin.
– No lo sé. – respondió Naomi.
– Además, Naomi, el cementerio de dragones es un mito…, no exite. Los dragones no van a morir a ningún sitio en particular. Lo sé. Durante todos los años que llevo trabajando con ellos, en ningún momento he visto que los dragones hagan algo así. Simplemente mueren, como todos los animales, cuando les llega el momento. – le intentó explicar Dewin.
– Eso no me importa, Dewin. – le dijo Naomi – Lo único que sé es que mi padre fue allí para buscar dragones. Siempre sintió un especial interés por los dragones. Y eso es lo que quiero hacer…, encontrar a mi padre.
– Naomi, me temo que no puedo hacer mucho. – le dijo Dewin. – Me gustaría ayudarte si pudiera, sé lo mucho que significa para ti. Pero aspiras a lo imposible… Intentar encontrar un planeta tan solo con la ayuda de una página de un viejo diario…
– Pero es que tengo algo más. – dijo Naomi – Mi padre también se lo dejó al jefe de la expedición con la que viajaba. Pensé que quizás supieras lo que es.

Naomi le entregó a Dewin un pequeño objeto. Dewin lo observó con cierta admiración.

– Es un Cuadrante Ewänan. Y uno de los mejores, parece. Es una especie de mapa.
– ¿Un mapa? – preguntó Naomi. – ¿Y como funciona?

Dewin conectó el Cuadrante a un Sensor Inegh. Entonces, una imagen holográfica se materializó en medio del despacho. Era como si la sala se convirtiera en un sector de la GECM, y en medio de él, se podía ver un pequeño planeta.

– ¿Y este planeta se supone que es Inänd? – preguntó Naomi.
– Eso parece. Aunque no sabemos si es cierto o solo una ilusión. – respondió Dewin. – La galaxia está llena de mapas del tesoro falsos. Según me has dicho, todo el mundo asegura que ese planeta no existe.
– ¿Y tú que dices, Dewin? – le preguntó Naomi.
– Yo no soy un experto en cartografia espacial… – le dijo Dewin.
– Yo no estoy de acuerdo con eso. – dijo Naomi – Antes de venir a verte te hemos investigado.
– ¿Ah, si? – preguntó Dewin.
– Si. Y sabemos que has realizado varias peligrosas expediciones, en remotos planetas, en busca de nuevos ejemplares de dragones. Además, en tu etapa de policía eras famoso por no amilanarte ante el peligro. – respondió Naomi.
– Eso era en los viejos tiempos. Ahora… – dijo Dewin.
– Ahora… ¿Qué opinas?… ¿Es posible que exista Inänd? – le retó Naomi.
– El Sector 35G2 es una región muy amplia. Todavia queda mucho por explorar… pero si existiera dicho planeta… si el cementerio de dragones existiera… – dijo Dewin cada vez más interesado.
– El mundo nunca lo sabrá a no ser que lo descubramos. – le animó Naomi.
– Naomi, eres una mujer muy astuta. – dijo Dewin totalmente convencido.
– Sí, ¿verdad? – respondió Naomi mostrando una amplia sonrisa.

El caso es que finalmente, Dewin accedió. Organizaron la expedición, y al cabo de unos 10 días comenzaron el viaje.
Dewin aportó su nave espacial y su equipo de ayudantes, compuesto por seis experimentados exploradores, expertos en doma de dragones y con profundos conocimientos en diversas disciplinas científicas, desde biología hasta en geomagnetismo planetario, mientras que Naomi aportó todo el material necesario para el viaje: alimentos, instrumentos científicos, equipos de superviviencia, etc.
Además de Seyd, también había en el equipo otros tres robots especializados en exploraciones espaciales: dos clase Yeët y uno clase Loërt.

Como primera escala del viaje decidieron ir al planeta Ellesmëre, ya que de allí era el Cuaderno de bitácora que encontró el padre de Naomi, e intentarían ir a FortConger, para poder averiguar algo más sobre ese tal John Marcusson. Despues emprenderían marcha hacia el planeta Inänd.

Lo cierto es que el viaje hasta el planeta Ellesmëre fue rápido y sin inconvenientes. Era un planeta que se encontraba en una ruta comercial que había alcanzado cierta importancia últimamente. FortConger ya no era solo una estación de avanzada, sino que se podía considerar una pequeña ciudad. Su principal atractivo era el puerto espacial en el que se podían ver todo tipo de naves cargando y descargando mercancías procedentes de los planetas circundantes, y su población estaba compuesto por individuos de distintas civilizaciones de la galaxia.

Aquí es donde yo entro en escena. Permítanme que me presente. Me llamo Thyl Baworat Rackque. Profesor retirado de Arqueología Planetaria y director de la Biblioteca de Ellermëre. Conocí a Naomi y Dewin cuando vinieron a la biblioteca buscando información sobre la historia de la ciudad. Tengo que confesar que me autoinvité a su expedición… Si… Lo reconozco. Cuando me contaron el motivo de su viaje quise acompañarles. Siempre había sido mi ilusión participar en alguna expedición en busca de… algo extraordinario, y no sé porqué intuí que su expedición era la adecuada para ello… Nos caimos bien nada más conocernos. Les convencí argumentando que les podrían ser necesarios mis conocimientos arqueológicos. Y así fue… aunque no adelantemos acontecimientos…
El caso es que, tras reponer el material necesario en la nave, proseguimos el viaje… Por cierto ¡que nave!… era una nave increíble… Con todos los adelantos técnicos. La Kawasën, la llamaban. Una nave Clase Zen de última generación. Rápida, amplia y muy cómoda, con un gran almacén inferior donde estaba todo el material y las dos naves de aproximación de menor tamaño, la Akari-1 y la Akari-2, que se usaban cuando había que explorar más de cerca algún terreno, ya que la Kawasën era demasiado grande para ello.

El viaje a Inänd fue más lento. Entre otras cosas porque no sabíamos exactamente donde se encontraba el planeta. Únicamente disponíamos de los datos que nos proporcionaba el Cuadrante Ewänan, lo cual, dicho sea de paso, no eran demasiado. Sin embargo, finalmente tuvimos suerte. Encontramos la nebulosa color verdemar con su inusual índice de radiación Lyeaw-65, tal como decía la página del diario de la Nurunan’s Bay Company encontrado por el padre de Naomi. Con mucha precaución entramos en la nebulosa y encontramos el planeta Inänd.
Descendimos en la Kawasën al planeta. Equipamos la Akari-1 con lo necesario y comenzamos la exploración en busca de algo que nos indicara si el padre de Naomi estuvo allí. Sin embargo por nada del mundo imaginamos encontrar nada tal increíble.
Durante los siguientes días recorrimos increíbles regiones del planeta… ríos fabulosos, cataratas alucinantes,… Hallamos diversos tipos de plantas y animales autóctonos verdaderamente espectaculares, y también encontramos dragones, y, aunque eran hermosos, no se diferenciaban mucho de otros tipos de dragones de otros planetas. Sin embargo no encontramos nada que nos indicara alguna pista para localizar al profesor Garth… Hasta que encontramos la isla. Veréis…
No lo olvidaré nunca. Durante una de nuestras exploraciones por la costa norte, una mañana especialmente clara, muy temprano, pudimos observar, a lo lejos, una considerable cantidad de dragones volando en manada. Era la primera vez que habíamos visto tantos dragones volando todos juntos y dirigiéndose en la misma dirección. Sin embargo, lo más increíble fue cuando nos dimos cuenta de hacia dónde se dirigían. Vimos una nube solitaria en medio del océano…, enorme. Era como contemplar un continente. El reflejo del sol convertía el agua del mar en un espejo de hielo. Era hermoso. Entonces es cuando empezamos a pensar que íbamos en la dirección correcta… Era posible que el profesor estuviese allí. Y allí nos dirigimos.

Sin embargo, cuando nos acercamos a la nube, comprobamos que lo que nos parecía una simple nube, pudimos ver que estaba producida por una increíblemente violenta tormenta eléctrica. Una barrera formada por una inmensa cordillera de picos nevados. Dado que nuestra Akari-1 no estaba preparada para sobrevolar las montañas, y menos con esa tormenta, regresamos donde estaba la Kawasën. Con ella pudimos atravesarla con más seguridad, aunque yo estaba temblando…, os lo aseguro.

En cuanto pudimos, aterrizamos. Intentamos esconder la nave lo mejor que pudimos, pues no sabíamos lo que nos podíamos encontrar y era mejor que nadie ni nada la encontrara. Volvimos a subirnos a bordo de la Akira-1 e iniciamos la exploración. Para no dejar la nave sola, tres de nuestro equipo permaneció en su interior a la espera de que le s avisaramos para reunirse con nosotros. A pesar que el viento arreciaba con fuerza, la Akira-1 nos permitía avanzar con seguridad.

Entonces fue cuando la vimos. La gran ciudad, y digo gran, porque toda el país era una ciudad. Creo que ahora es un buen momento para explicaros cómo estaba organizado el planeta Inänd. El planeta estaba compuestode dos continentes. Uno más grande, inhabitado prácticamente en su totalidad, salvo algunas pequeñas ciudades costeras. Fue en este primer gran continente donde inicialmente aterrizamos con la Kawasën cuando llegamos al planeta.Y otro segundo continente más pequeño. Es en este segundo continente donde se encuentra la gran ciudad…, bueno sería más correcto decir que casi todo el continente es la ciudad, pues los límites de la ciudad abarcan buena parte del continente. Esta ciudad, recibe el mismo nombre que el planeta: Inänd.

Las montañas rodeaban la ciudad como guardianes protectores. Era como si las cordilleras montañosas formaran un cráter, y en el centro de éste se encontraba la ciudad. Una asombrosa ciudad. Grande. Elegante. Sobrenatural. No podíamos creer lo que nuestros ojos nos monstraban.

Decidimos seguir la exploración a pie. Dejamos la Akira-1 en una cueva cercana y nos dirigimos hacia la ciudad. Naomi, Dewin, Seyd, y tres del equipo de exploración avanzaban decidimos. Yo también me apunté. No podía perder la oportunidad de investigar in situ esa fantástica ciudad.
Sin embargo no pudimos disfrutar del trayecto durante mucho tiempo. Al poco de iniciarlo un grupo de Inändianos nos atacaron. A pesar de que inicialmente pusimos cierta resistencia, comprendimos que no podíamos ganarles, así que decidimos rendirnos. Fue en ese momento cuando pude observar con mayor detalle a nuestros atacantes. Eran diez. Siete hombres y tres mujeres. Tenian aspecto semi-humano. Altos. Elegantes. Muy fuertes. No sé si fue sugestión mia, pero me dio la sensación que tenían rasgos comunes con los dragones. Entre ellos hablaban una lengua estraña pero elegante.
Nos ataron las manos. Uno de los que nos atacó llamo por radio y a los pocos minutos apareció en el cielo una aeronave con forma de barco suspendida en el aire por un enorme globo e impulsado por un propulsor de aire a presión increíblemente ingenioso, como pudimos comprobar durante los siguientes días en los que permanecimos en la ciudad…, pero no quiero adelantar acontecimientos.
Aunque nuestra situación no era la más adecuada para disfrutar del paisaje, no podíamos menos que admirarlo. Llegamos a la entrada de la ciudad sin más contratiempos. Realmente era hermosa. Era una gran ciudad, con grandes edificios de estilo elegante. La principal zona de la ciudad estaba situada en la costa del continente, y en ella se encontraban los edificios oficiales. Estaba rodeado por una enorme muralla defensiva circular. Se podía considerar una ciudad dentro de la propia ciudad. En el interior de la gran muralla, la ciudad estaba construida en diversos círculos concéntricos separados por grandes canales con agua procedente del océano. Recoraba a la legendaria Atlántida, aunque era distinta…, no sé si me explico adecuadamente.hipotesis31-ciudad-atlantida4

Sin embargo una de las cosas que más nos llamó la atención era la gran cantidad de dragones que había dentro de la ciudad. Sus gentes los utilizaban tanto como animales de carga como para toda clase de actividades lúdicas, como pudimos comprobar en los próximos días.

Finalmente llegamos donde se encontraba el principal edificio de la ciudad. Donde se encontraba el presidente del planeta…, o algo por el estilo. Nos apeamos de la aeronave y nos condujeron al gran salón central.
Se reunió el Tribunal Supremo de Inänd. En cuando llegamos, los miembros del tribunal mantuvieron una intensa conversación. Lamentablemente no entendimos nada de lo que decían. Nosotros estábamos inquietos, ya que no sabíamos la suerte que podíamos esperar de todo estó. Era posible que nos consideraran invasores y decidieran matarnos allí mismo. Sin embargo, pronto nos enteramos, y no os podeis dar cuenta de la alegría que nos llevamos…, ya veréis el motivo.
El tribunal dio orden a los guardias y estos salieron de la sala de inmediato. A los pocos minutos volvieron a entrar y con ellos venia Garth Del’bur, el padre de Naomi. En cuanto le vimos, Naomi salió corriendo a abrazarse con su padre.

– ¡Papá! – grito Naomi, dándole un montón de besos. – ¡estás vivo!
– ¡Hija! – exclamó Garth. – ¿Cómo habeis llegado hasta aquí?
– Hemos venido a buscarte. Estaba muy preocupada por ti. No sabía si estabas muerto ni lo que te había podido pasar. Por eso he organizado esta expedición para buscarte. Papá, te presento a Dewin, el jefe de la expedición, y a sus ayudantes. Sin ellos no habría podido legar hasta aquí.

En ese momento, el presidente del tribunal nos interrumpió. Como no entendíamos el idioma, Garth hizo de traductor. Esto es lo que nos dijo:

– Profesor Garth. Cuando hace casi dos años llegó a nuestra ciudad nos aseguró que venia en son de paz, que sus intenciones eran pacíficas y que solo le interesaba poder estudiar a nuestros dragones. Como sabe, nosotros temiamos que su presencia fuese solo la avanzada de una invasión a mayor escala por parte de sus congéneres de la galaxia. Nos aseguró que esa suposición nuestra estaba infundada, que usted venia solo y que no tenía intención de invadirnos. Nosotros le dimos la bienvenida, confiamos en usted y le acogimos como a un amigo. Sin embargo, la llegada de sus amigos nos vuelve a colocar en una encrucijada. ¿Qué tiene que decirnos en esta ocasión?

Garth tomó la palabra y dijo al tribunal:

– ¡Honorable Consejo de Inänd!, no deben temer nada. Este grupo de personas han venido en mi busca. Se trata de mi hija y de sus amigos. Mi hija estaba preocupada por mí. Hacía mucho tiempo que no sabía de mí. Debo confesar que la culpa es mía. No debí asustarla de esta manera. Debo confesar que como padre no soy todo lo bueno que debía.
– Pero ¡papá!, yo no te echo la culpa de nada. – intentó decirle su hija. Naomi era consicente de que su padre la quería y hacía mucho tiempo que aceptaba a su padre tal como era.
– Dejame terminar, hija. Es importante. Cuando terminemos tengo que disculparme contigo…, y con tus amigos por venir a buscarme. – le respondió su padre.

Garth continuó dirigiéndose al Consejo:

– Honorable Consejo… Pido clemencia para todos nosotros. Les aseguramos que la existencia de su excelente pueblo está asegurada por nuestra parte. No deben temer ninguna indiscreción nuestra. La galaxia no sabrá de su existencia, si eso es lo que ustedes desean. ¡Se lo aseguramos!

El Consejo de Inänd escuchó educadamente a Garth. Mantuvieron una breve conversación entre ellos y tras ponerse de acuerdo dijeron:

– Profesor Garth. Hemos decidido reflexionar sobre lo que nos ha dicho. Durante todo el tiempo que ha estado con nosotros ha demostrado ser una persona digna de confianza. Por esa razón le daremos un voto de confianza. Permanecerán todos ustedes en nuestra ciudad durante un periodo de dos meses. Para entonces habremos tomado una decisión con respecto a todos ustedes, celebraremos otra reunión del Consejo y os comunicaremos nuestro fallo.

Durante los dos siguientes meses permanecimos en la ciudad. Teniamos libertad de movimientos, aunque siempre estábamos vigilados. Sin embargo, los Inändianos nos trataron muy amablemente durante todo ese tiempo.
Naomi y su padre tuvieron tiempo para hablar, y Garth pudo disculparse con su hija por su forma de actuar y no avisarla de su viaje a Inänd.
Dewin y su equipo pudieron estudiar de cerca los increíbles dragones de Inänd, y aprendieron muchas cosas nuevas que, estaban seguros, le servirían mucho cuando volvieran a casa y continuases con su negocio. Incluso pudimos, todos nosotros, visitar el lugar donde van a morir los dragones en Inänd…
Por otra parte, entre Naomi y Dewin surgió una gran amistad que se fue convirtiendo en amor con el transcurso de los días.
Por mi parte yo pude, gracias a la guía del profesor Garth, estudiar la fabulosa riqueza arquitectónica que se escondia en la ciudad. Los Inändianos poseían una increíble historia, y su ciudad conservaba aun muchos restos de épocas muy antiguas. Incluso pude comprobar que los propios Inädianos conservaban muchas antiguas tradiciones ancestrales, a la vez que poseían grandes conocimientos, muy actuales e incluso increíblemente innovadores desde el punto de vista tecnológico… Pudimos visitar grandes templos y con gran cantidad de inscripciones en lenguajes muy antiguos. Gracias a los conocimientos de Garth, pude comenzar a aprender la lengua Inändiana, lo cual me seria finalmente de inmensa ayuda.
Gracias a estos dos meses, y teniendo en cuenta todo lo vivido anteriormente por todos los miembros del equipo, lo que realmente sirvió la expedición fue para que los lazos de amistad entre todos nosotros se afianzaran y robustecieran. Ya no éramos solo miembros de un equipo de exploración, sino verdaderos amigos, casi miembros de una familia, lo cual dificultó más, si cabe, poder aceptar la decisión final del Consejo. Ya veréis porqué lo digo.

De todas formas, dos meses pasan rápidos, y, cuando nos quisimos dar cuenta, llegó la fecha en la que se celebraría la reunión del Consejo y nos dirían su decisión final. Esta fue la inesperada decisión del Consejo:

– Finalmente hemos llegado a una decisión final. Entendemos y compartimos que su visita entre nosotros, profesor Garth, se debió, inicialmente, a motivos científicos pacíficos, los cuales apreciamos y respetamos. Comprendemos, por otra parte, el motivo por el que su hija y su equipo emprendieron la expedición en su busca, que les trajo hasta nuestro planeta. Sin embargo, tras mucha deliberación por nuestra parte hemos decidido, por nuestra seguridad, permitirles volver a su planeta natal solo con una condición. Esta condición no es negociable. Solo podrán volver a casa si uno de ustedes permanece en nuestro planeta indefinidamente, como garantía de que el resto de ustedes mantendrán nuestra existencia en secreto para las civilizaciones de las galaxias.

Todo el equipo se quedó mudo…, sorprendido…, sin saber qué decir. Garth y Dewin intentaron convencer al Consejo de que esa condición era inaceptable. El Consejo nos dio una semana para poder aceptar su condición y poder decidir quien se quedaba en Inänd… Finalmente, encontré la mejor solución posible a nuestro problema.

– No podemos aceptar esa condición. – dijo Garth.
– Existe una opción. – dije yo. – Acabo de hablar con el presidente del Consejo y hemos encontrado una solución satisfactoria para todos… Me quedo yo.

Todos se quedaron mirándome sin decir nada.

– ¿Está seguro de que es lo que quiere? – me preguntó Garth. – ¿Está seguro de que quiere quedarse atrás?
– Seguro. Un arqueólogo no puede rechazar una oportunidad así. – respondí. – No sólo para estudiar el pasado, sino para vivirlo. Los Inändianos es un pueblo de hoy, pero que viven manteniendo las costumbres de sus antepasados… Es como poder vivir hoy en una ciudad del siglo XXI, y revivir sus legendarias costumbres. ¿Quién dice que me quedo atrás? Los arqueólogos tenemos una perspectiva más amplia. A lo largo de los tiempos han desaparecido miles de civilizaciones. Sin embargo Inänd sigue aquí. Si algún día la humanidad es tan estúpida como para destruirse a sí misma, lugares como Inänd pueden llegar a ser el último refugio de la humanidad.

Una vez tomada la decisión, en pocos días organizamos la partida del equipo. Todos se despidieron de mí, y yo les aseguré que era lo mejor para todos. Siempre quise vivir algo extraordinario, y ¡qué mejor ocasión que esta!

– ¿A qué os dedicareis tu y tu hija a partir de ahora? – pregunté al profesor Garth.
– Seguiré intentando proteger a los dragones en el resto de los planetas. Todo el tiempo que he estado en Inänd me han hecho ver con mayor claridad, si cabe, la importancia de proteger unos animales tan excepcionales.
– Buena suerte. – le desee al profesor, y nos abrazamos.

Vi como la Kawasën despegaba y se alejaba del planeta. Yo me volví y, acompañado del presidente del Consejo y otros Inändianos, regresamos a la ciudad… Me esperaba un futuro lleno se extraordinarios descubrimientos, y mucho trabajo por hacer… ¡Por fin había encontrado algo extraordinario!hipotesis31 - nave Akiari-1

INFORME: “Anguim’ll-644/Ina’ash’aen53-H31”
• Seyd: Robot clase Isck. Ayudante y protector de Naomi.
• Naomi Del’bur Leurem (33.280 d.C. – 33.367 d.C.): Joven hija del famoso explorador y buscador de tesoros, el profesor Garth Del’bur.
• Dewin Youmald Vesris (33.272 d.C. – 33.367 d.C.): Explorador, cazador/domador de dragones. Ex-agente de policía.
• Garth Del’bur Rienrak (33.250 d.C. – 33.334 d.C.): Padre de Naomi. Profesor en Exo-Biología, experto en biosistemas naturales. Especializado en Dragones.
• Thyl Baworat Rackque (33.242 d.C. – 33.345 d.C.): Profesor retirado de arqueología planetaria y director de la Biblioteca de Ellermëre.

El presente relato forma parte de uno de los cuadernos de campo que el profesor Thyl Baworat Rackque escribió a lo largo de su vida referente al planeta Inänd. En ellos, el profesor relata sus vivencias ocurridas durante su estancia entre los Inändianos, desde el momento en que llegarón allí, él y sus amigos en busca del padre de Naomi Del’bur, y la fecha de su muerte, a muy avanzada edad. El profesor cumplió su promesa dada a los Inändianos de no abandonar el planeta. A cambio, los Inändianos le permitieron estudiar en profundidad la civilización de Inänd y toda su inmensa y rica cultura. Dichos cuadernos están siendo analizados en profundidad según protocolos de estudio Sasaytai-54.

Sin embargo, merece la pena relatar cómo llegaron estos cuadernos de campo del profesor a nuestras manos, aquí, en la ciudad de Fuwän, en el planeta Thrüson, de donde eran originarios el profesor Garth, su hija Naomi y el explorador Dewin.
En el 33.402 d.C., 57 años después de la muerte del profesor Thyl y 35 del fallecimiento de Naomi y Dewin, se presentó en la sede del Alto Consejo Inter-Galactico de Civilizaciones Galacticas de Fuwän, Rhas Baworat Rhioldar. Dijo ser hijo del profesor Thyl, fruto de la unión entre su padre y su madre, hija del pueblo Inänd. Se presentó como el embajador de los Inändianos ante el Alto Consejo Inter-Galactico. Dijo que su padre había conseguido que la natural reserva de su pueblo para darse a conocer en la galaxia fuera abandonada. Como prueba de que lo que decía era cierto, entregó los Cuadernos de Campo de su padre al Alto Consejo.
Durante los siguientes años, las relaciones diplomáticas entre el planeta Inänd y el resto de las civilizaciones inteligentes, miembros del Alto Consejo Inter-galactico, observaron un incremento considerable. Fruto de estas nuevas y frutíferas relaciones, así como del intenso trabajo realizado, entre otras personas, por el profesor Garth a favor de la protección de los dragones, se consiguió finalmente, entre otras cosas, que los dragones fueran declarados especies protegidas.
Poco tiempo después, el 27 de noviembre del 33.417 d.C., el planeta Inänd fue añadido como miembro de pleno derecho del Alto Consejo Inter-Galactico, y firmó la Resolucion 103592-W (XIX) de la Declaracion de Derechos y Obligaciones Universales (leer Hipótesis 30), como la 17ª civilización miembro.

• Las 17 civilizaciones miembros del Alto Consejo Inter-Galactico, y firmantes de la Resolucion 103592-W (XIX) de la Declaracion de Derechos y Obligaciones Universales, son las siguientes:

En la GVL:
1. Humanos.

En la GECM:
2. Senhaëth.
3. Sasricäl.
4. A’ethëru.
5. Soröd.
6. Nyboläm.
7. Nuhimäron.
8. Wanëen.
9. Nikürn.
10. Këyu.
11. E’shinün.
12. Unëwa.
13. Narähi.
14. Arutätsu.
15. O’nysäth.
16. Waküme.

Para obtener más datos sobre estas primeras 16 civilizaciones, acudir a la Declaracion Universal Stryntäld – Hipótesis 30.

17. Inändianos: Procedentes del planeta Inänd. Civilización pacífica, de morfología semi-humana, fuerte, alta y elegante, con algunos rasgos físicos comunes con los dragones. Se sospecha que poseen ciertas facultades psíquicas telepáticas.

• GVL: Galaxia Via Láctea.
• GECM: Galaxia Enana Canis Mayor.

Las Tres Leyes de la Robótica:
• 1ª ley: Un robot no puede causar daño a un ser humano ni, por omisión, permitir que un ser humano sufra daños.
• 2ª ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
• 3ª ley: Un robot ha de proteger su existencia, siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

————
N. del A.:
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• Hambre de Dios – S25.

26 Miércoles Nov 2014

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Athinë Elmnydarränves Toünd, Hambre de Dios, Hipótesis, Maestro del Nessät, Sentencias Extrínsecas, Teólogo Matemático

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• ¡No seas hipócrita! – S24.

21 Viernes Nov 2014

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• ¡Estoy, sorprendentemente, vivo! – S23.

17 Lunes Nov 2014

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ADN cromosomático, ¡Estoy sorprendentemente vivo!, Dios existe, genetista molecular cuantitativo, Hipótesis, Sentencias Extrínsecas, Tassdär Ashäth Ath'lye

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• Solo yo soy yo – S22.

12 Miércoles Nov 2014

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• ADN de Triple Hélice – S21.

07 Viernes Nov 2014

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