Etiquetas
[1]
Hoy invité a cenar a un ogro; le vi tan solo que me dio pena. Lo único es que se comió al gato de aperitivo. Luego se disculpó.
[2]
Hace unas semanas invité a cenar a un ogro. Desde entonces, para darme las gracias, me acompaña por las noches cuando salgo de fiesta. Dice que es mi guardaespaldas. Desde luego con él a su lado nadie se mete conmigo; lo único es que aún tiene que aprender a aguantar la bebida.
[3]
Anoche invité a cenar a un ogro. Lo cierto es que tardé poco en preparar el cordero; me dijo que siempre lo come todo crudo. Al parecer no asimila las proteínas si lo come cocinado. Cosa de su metabolismo, me comentó. Al menos no se lo comió vivo; tuvo ese detalle conmigo.
[4]
«Anoche invité a cenar a un ogro.
Es un viejo amigo.»
[5]
Anoche invité a cenar a un ogro –somos viejos amigos–, aunque mejor sería decir que tomamos un tapeo –él tomó unos pichones crudos y yo unas tapas de bacalao– y unas cervezas mientras veíamos la televisión. Al ogro le gustan los anuncios; le hacen gracia. En uno de ellos anunciaban unas cremas hechas a base de baba de caracol que, según decían, revitalizaban la piel. Al ogro le dio la risa y me aconsejo que nos dejáramos de tonterías, que mejor que la baba de caracol bebiéramos veneno natural de serpiente, que eso sí que nos revitalizaría. Yo le contesté que los humanos no podemos tomar veneno porque nos moriríamos. El ogro se quedó boquiabierto; no entiende cómo una especie tan débil como la nuestra ha podido sobrevivir tanto tiempo.
[6]
La primera vez que invité a cenar al ogro éste vino a casa con un saco de serpientes; al parecer en su mundo se considera una muestra de cortesía el intercambiarlas como saludo de bienvenida. No veas lo que me costó cazar algunas culebras para devolverle el detalle; si no, se hubiera ofendido. Y lo peor no es que se ofenda o no, lo peor es que un ogro ofendido arranca cabezas como quien arranca patatas de la tierra.
[7]
Ayer invité a cenar a un ogro. Mientras le preparaba una pierna de ternera –entera y cruda– me preguntó si había matado algún dragón escupefuego, o al menos un león. Yo le informé que en nuestro mundo no existen esos dragones; y que, naturalmente, tampoco había matado a ningún león, que eso no estaba bien. El ogro soltó una estruendosa carcajada: «¡Nunca conseguiré entenderos!», exclamó.
[8]
El otro día llevé al ogro al zoo; se le veía con curiosidad por ver las fieras salvajes que existían en nuestro mundo. En principio pensé en ir a un safari, pero finalmente decidí ir al zoo y volver por la noche a casa a cenar, no fuera que en el safari el ogro cometiera algún desmán, como comerse a algún león o algo similar. Lo cierto es que en el zoo se comportó bien –para ser un ogro, digo–, aunque cuando llegamos donde los gorilas casi se mete en el recinto y lucha con el macho de lomo plateado. Menos mal que pude impedírselo, aunque no pude evitar que le amedrentara con un aterrador rugido que hizo que el pobre gorila huyera a esconderse; al parecer le había retado al mirarle con malas intenciones, según me explicó cuando le dije que eso no se hacía. Por la noche cenamos algo ligero –bueno, yo, porque el ogro aún tenía hambre para un pavo entero, y crudo, claro–. Cuando le pregunté qué le había parecido el zoo me dijo que le resultó chocante que tuviéramos encerrados a los animales en lugar de dejarlos en libertad; le pregunté por qué y me contestó que «si los tenéis encerrados no tiene mérito cazarlos». Me dieron ganas de explicarle que no los tenemos en el zoo para poder cazarlos mejor, pero desistí; no creo que me llegara a comprender.
[9]
En ocasiones, después de cenar, si hace bueno, el ogro y yo nos damos una vuelta por el barrio. Lo cierto es que formamos una curiosa pareja; veréis, yo no soy bajo, pero, a su lado, parezco minúsculo, por lo que no es fácil que pasemos desapercibidos. Cuando alguien conocido me pregunta quién es el tiarrón que me acompaña le suelo decir que es un pariente lejano, ruso, primo político de un tío segundo de mi madre, o algo parecido, que está pasando unos días en la ciudad, y con eso suelo desviar la conversación hacia otros temas. Sin embargo, no siempre es así. Me acuerdo de una noche que nos topamos con un vecino, de esos pelmas que no hay forma de despegárselos de encima. Él erre que erre, cotilleando sin recato y preguntando a mi amigo sin cesar mil y una impertinencias, y por mucho que intentaba despedirme no había manera; y eso que el ogro sólo contestaba con monosílabos, aunque le miraba como quien mira un insecto al que se está a punto de aplastar con el pie. Recuerdo que miré de soslayo al ogro y le puse cara de: «¡Es que no hay manera!… ¿qué tal si te lo comes y nos libramos de él?». Él me devolvió la mirada como diciendo: «Sería un placer, ya me está poniendo de los nervios; además aún tengo hambre», y empezamos a reírnos. El vecino se nos quedó mirando y, visto que no le hacíamos caso, se despidió muy ofendido. El ogro y yo estuvimos todo el trayecto de vuelta a casa partiéndonos de risa.
[10]
Hace algunas semanas invité a cenar a un ogro. Le encontré acurrucado en un apartado callejón, entre los restos de basura que había tirado un restaurante. Al principio rehusó mi ofrecimiento, pero cuando le enseñé la pierna de cordero que acababa de comprar se le hizo la boca agua. Durante la cena estuvo muy callado, retraído, como si se estuviera conteniendo. Al final, cuando comprobó mi buena voluntad, y mientras se comía a bocados un par de naranjas, me explicó su problema: los suyos le rechazaban, pues le daba vergüenza matar, ¡y pasaba un hambre!… –por eso había venido hasta la ciudad, a pesar de su recelo a los humanos–, y eso era lo malo: hambriento perdía el control y se convertía en una fiera matando… lo que le hacía sentirse más avergonzado todavía. Finalmente, pude ayudarle con su problema: le encontré trabajo en un matadero; terapia de choque, lo llaman, creo. Unas semanas después volvía a ser el ogro más ogro que he visto en mi vida. Me dio las gracias y se fue a su casa la mar de contento.
©Luis Jesús Goróstegui Ubierna
@ObservaParaiso
#CuentosSinImportancia
________________________________________