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1203. Vivencias de probabilidad no nula

―Nuestra vida es una concatenación de decisiones tomadas, ya sean acertadas o equivocadas –sin importar en qué lugar vivamos ni en qué tiempo: ya sea en un pueblecito junto a un prado de trigo verde o en otoño–, pues todas son veraces y sin ellas no seríamos lo que somos. Nuestras elecciones, incluso nuestras renuncias, conforman nuestra existencia, nuestro ser. Eso es lo que he aprendido. Y, sin embargo, por cada opción que descartamos se crea lo que hemos llegado a denominar una vivencia de probabilidad no nula, pues nuestra existencia global la forman tanto nuestra vida vivida como nuestras vidas no vividas –les explica el profesor.
―¿Eso tiene que ver con el principio de incertidumbre de Heisenberg? –le pregunta una alumna.
―Supongamos, por ejemplo, vuestro vecino del 5ºA, al que llamaremos Arturo y al que le encantan… los pingüinos, por poner un ejemplo. Arturo sabe montar en monociclo, domina el dominó y se chifla por los quesos bien curados; tiene una motocicleta deportiva y, todos los veranos, va a un campamento donde juega al rugby y talla corchos con los que hace figuritas que luego vende en un mercadillo –les empieza contando el profesor–. En cierta ocasión, gracias a unos dineros que acaba de ganar en la lotería, se encuentra en la disyuntiva de, por un lado (opción A), pedirle a la vecina del 6ºC, Susana, salir a cenar –al parecer han hablado un par de veces y es posible que surja algo entre ellos–, y, por otro (opción B), comprar un billete para hacer un crucero por el Pacífico [hay murmullos de risas en el aula]. Vale. Arturo opta por la opción A. Pues bien, por esa simple elección –aunque a Arturo le ha costado lo suyo, no vayáis a creer [más risas]– se ha creado en paralelo una vivencia de probabilidad no nula –otro universo, lo llaman algunos–, en donde Arturo realiza dicho crucero (llamémosle universo 2). Y así todo. Arturo le pide salir a Susana, y ahora es Susana la que está en una disyuntiva, pues hay otro chico, Juan, que le hace tilín [más risas], y Susana prefiere a Juan y le dice no a Arturo [¡ooohhh!]. Pues bien, esta nueva disyuntiva ha hecho que, en paralelo a nuestro universo –en donde tenemos un no–, se cree un nuevo universo 3 en donde Susana le dice sí a Arturo y ambos salen juntos. Bien, veamos qué le sucede mientras tanto a Arturo en nuestro universo original: Arturo no sale con Susana, ¿verdad?, pues resulta que eso le causa una grave depresión y, una cosa lleva a la otra, acaba siendo despedido de su trabajo [nuevamente ¡ooohhh!]. Sin embargo, en el universo 3, en el que, recordémoslo, Arturo sí sale con Susana, resulta que es ascendido en su trabajo y, días después, es enviado –con el cargo de jefe de sección– a la nueva oficina que su empresa ha abierto en… Noruega, por ejemplo [aplausos]… aunque, si lo preferís más en clave de ciencia ficción, podría decir que le enviaron al exoplaneta Y’enag en la constelación It’ess [¡eso, eso, como en Star Trek!, se escucha al fondo].
―¿Y qué sucede mientras en el universo 2? –pregunta alguien.
―Veamos. Estábamos en que Arturo se había ido de crucero, ¿no?, pues resulta que, durante el viaje, duda entre montar en parapente (opción C) o hacer submarinismo en una zona de tiburones (opción D) y elije el parapente. Eso significa que se crea un universo 4 en el que hace submarinismo entre tiburones. Durante el parapente conoce a la instructora, Alicia, que está cañón [risas], mientras que durante el submarinismo la jaula de observación no cierra bien y se lo come un tiburón [más ¡ooohhh! y algunas muecas de dolor]. Seguimos. En nuestro universo Arturo se casa con Alicia y, algunos meses después, se le presenta la oportunidad de mejorar profesionalmente –están esperando su primer hijo y no les viene nada mal algo más de ingresos– y, o acepta un nuevo trabajo que le han ofrecido en otra empresa (opción E), o se trasladan a la nueva oficina que su empresa ha abierto en Noruega –o, si lo preferís, al exoplaneta Y’enag en la constelación It’ess (opción F)– [risas]. El caso es que Arturo elije la opción E, lo cual significa…
―…que los universos a veces se entremezclan entre sí, porque lo de irse al exoplaneta ese ya sucedió en el universo 3 –responde un alumno de la tercera fila– y además que se crea el universo 5 en el que Arturo y su familia se trasladan al espacio exterior [risas].
―Exacto. Porque los universos no son estancos, pero eso lo veremos en la próxima clase; y sí, se crea el universo 5… y así cada vez que haya una disyuntiva polivalente hasta llegar al infinito… ¡y más allá! [nuevamente risas]. Y ahora idos a vuestras casas pero no toméis ninguna elección por el camino, ¿queréis?, que ya tenemos suficientes universos por ahí danzando [más risas y aplausos].

©Luis Jesús Goróstegui Ubierna
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